Con la fuerza de los ríos
Con motivo del fallecimiento de Mariano De Los Ríos, director de Fuego Amigo Discos, invaluable gestor cultural y trabajador de la escena under autogestiva, un redactor de La Linterna repasa en primera persona las vivencias compartidas y parte del legado de este enamorado incansable de la música independiente argentina.

por Claudio Kobelt

Tres colectivos me separan de mi destino -el barrio Sarandí, en el partido de Avellaneda- y el motivo del viaje me causa una profunda tristeza. Mientras espero el primer bondi miro el cielo de mi barrio y veo que está de un celeste pastel, casi sin nubes, a excepción de una franja negra, deforme, esponjosa, como el vapor de una explosión oscura que cubre parte de mi cuadra. Una oscuridad pesada y etérea que representa a la perfección mi estado emocional. Es miércoles, fines de diciembre, y me dirijo a un velatorio, el velatorio de un amigo, de un amigo de años, de un guía, un referente, una figura, “un compañero” (como dijo Alf Rojo, baterista de Verde y Los Caballos a Marte, en sus redes sociales). Falleció Mariano Matías de los Ríos, y es uno de los días más tristes para la nación alternativa argentina.

De Los Ríos fue el cofundador y responsable, junto a Fernando Graneros, de Fuego Amigo Discos, el sello independiente argentino encargado de la edición de algunos de los discos más emblemáticos de la escena de nuestro país, como Viaje de Luz de Tobogán Andaluz, Lapsus de Gastón Massenzio, Natzuki de Guazuncho, La primera exploración de Temporada de Tormentas, Valles de La Venganza de Cheetara, Drama de El Estrellero, La Nostalgia Soundsystem de Mi Amigo Invencible, Vacíos y Variables de Pyramides, Música para sectas de Verde y Los Caballos a Marte, y varios de José Unidos, Césped, Luis Baumann, Bosques, Entidad Animada… y tantos más. Un catálogo de más de 250 lanzamientos, entre singles, eps, lps, y compilados, en poco más de diez años ininterrumpidos de trabajo.

Si estás leyendo esto y no tenés bien en claro de qué o quién estoy hablando, quizás te preguntes ¿Qué hace un sello discográfico y por qué es tan importante? Pues, brevemente: su tarea es acompañar a los grupos y solistas que quieren editar su música, apoyarlos económicamente (si es posible) editando sus discos en un soporte físico, vincularlos con otros artistas, ayudarlos con la difusión, organización de fechas, darles visibilidad, y más. Una labor de puro compromiso y amor con la obra musical, y en el caso de los sellos independientes, como FAD, sin esperar ninguna retribución a cambio, ni buscando “pegarla”, ni un nuevo hit. Una inversión monetaria que casi nunca se recupera, mucho tiempo dedicado, esfuerzo y compromiso. Un trabajo hecho, nada más y nada menos, que por amor a la música. Es decir, que muchos de esos discos que nos marcaron, tantas canciones que vibramos con intensidad, tantos shows y eventos, no hubieran sido posible sin el apoyo de un sello como Fuego Amigo, y Mariano creía fervientemente en esto, e hizo posible junto a sus socios (Hoy FAD se completa con, además de Graneros, Santiago Gayuli y Ramiro Montes) que muches artistas pudieran llevar su creación a una nueva etapa, que esa obra valiosa viera la luz, y que finalmente llegara a nosotres. ¿Un poco más claro de por qué esta pérdida es tan fuerte, tan grande, tan importante para todes aquelles que amamos esta música?

Si alguna vez lo conociste, sabes que sus palabras, su presencia fuerte, su espíritu pujante, indomable, copaban la parada de cualquier encuentro. Era un gede tierno y arrebatado, un fundamentalista enamorado, con una cerveza en la mano y un discurso apasionado en los labios. En su boca, las bandas de su sello eran las mejores del mundo, y allá aquel que no lo viera así. Y no era una pose o un discurso prefabricado, él realmente creía eso, y si tenía la oportunidad de hablarte, no iba a parar hasta contagiarte su emoción. Tenía una pasión desmedida por lo que hacía y por los artistas de su escudería.  Si uno de ellos tocaba, no importaba el lugar, si era en el bar más cheto o el antro más antro, en un barrio de capital o en el lejano conurbano, ya sea para mil personas o para diez, allá iba a estar Mariano, con su bolso lleno de discos y cassettes para feriar, alentando a viva voz al grupo que había ido a apoyar.

Fue alguien que respaldó el trabajo de tantas personas, que se prestaba a difundir y bancar toda aquella labor hecha con amor y sinceridad, alguien cuyo sueño era hacer realidad el sueño de otres. Y no solo pasaba con les artistas de su sello, sino con otras propuestas que le gustaran y sintiera sinceras y afines, como cuando difundía la labor de otros colectivos, o invitaba a pequeños emprendimientos a feriar en sus fechas ¿O no se acuerdan, por ejemplo, cuando La Linterna hizo en dos oportunidades su programa de radio en el marco de festivales de Fuego Amigo? ¿No adivinan de quien fue la idea?

Ph: @araniaconcamara

Mi travesía en colectivos llega a su fin y finalmente llego a la casa de sepelios, y la primera imagen me sacude y conmueve: casi toda la cuadra se encuentra repleta de chicxs, con los ojos llorosos y algo por agradecer. La gran mayoría son musicxs, algunes que hoy están en el sello, otres que en algún momento lo estuvieron, y otres que tuvieron poco contacto con él pero saben de la labor y fuerza realizada. También hay periodistas, representantes de otros sellos, apasionados de la música, amiges… Todes en algún momento se cruzaron con De Los Ríos y su obra, y esta asistencia y emoción confirman que eso es algo que no se olvida.

Si bien Fuego Amigo Discos comenzó formalmente en el 2010, De los Ríos y Graneros ya venían desde antes organizando fechas y ciclos de cine bajo el nombre Go-Pop!, y pasando música en eventos y fiestas como el dúo White Light/White Heat. Esa hermandad eterna, Graneros y De Los Ríos, un dúo ajustado e inseparable desde aquellos días, una amistad sagrada y una sociedad poderosa y fundamental. Los primeros pasos del sello los da Fernando en solitario (“su hermano yin-yang” dijo el periodista y gestor Juan Manuel Strassburger en sus RRSS), lanzando de manera virtual los primeros cuatro singles (Los Ángeles con su Secret Police, Allright de Verdeoscuro, El auto fantasma de Jo Goyeneche; y Luciana Tagliapietra con Tiempo y canción), pero es recién con el ingreso de Mariano (dicho por el mismo Graneros) que el sello define su rumbo, se propone editar en formato físico, y amplía su búsqueda y potencia.

En una nota que le hice a los FAD hace seis años para la revista digital Artezeta, les pregunté sobre su labor como sello, y Mariano me decía “El trabajo es apoyo, sostén, impulso, insistencia, cuidado y respeto. Todo por la música y por los artistas, honestamente. También es crear, el sello impone una realidad distinta, inventa planes, panoramas, situaciones y vínculos. La independencia es la condición y a la vez el premio. Es esforzado y es compartido. Al menos así lo entendemos nosotros.” Increíble respuesta.

“Es compartido” decía Mariano, y era algo en lo que creía fervientemente y que lo distinguía. La unión, la suma y conjunción de fuerzas e intereses más allá de cualquier diferencia. Así surgieron trabajos colaborativos como los Compisellos, discos compilados que reunían el trabajo de artistas de diversos sellos independientes, no solo el suyo, y ese fue el puntapié inicial en esa cruzada de unidad y cooperación que siempre llevó adelante. Luego vino el ciclo Encuentro De Sellos en un hostel del Congreso, donde una vez por semana pasaban artistas de diferentes discográficas; después fue el turno del Festival de Sellos, con ocho grupos de diferentes partes del país y estilos repartidos en dos jornadas en un gran escenario; más tarde, el Súper Festín DIY, organizado en conjunto con Pistilo Records, un megafestival con más de treinta grupos y solistas que se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata; y una de sus últimas ideas de trabajo en conjunto fue RESI, la red de sellos independientes de todo el país, una propuesta que ponía a todes en un mismo nivel, sean noveles o de larga data, con pocos discos o un gran catálogo, reconocimiento y difusión por igual. Ese era De Los Ríos, siempre así, buscando sumar, apoyar el trabajo de pares, la cooperación y la unidad. En otra entrevista que les hice a los Fuego, y que nunca fue publicada, les pregunté sobre esta constante de buscar la cooperación y el trabajo en equipo en lugar de la individualidad, y Mariano me dijo “Creemos que con reciprocidad las cosas funcionan bien, tratamos de hacerle entender mucho eso a nuestros pares que no es un proyecto del sello, si no que es de todos. Que participen, que se involucren, que aprendamos juntos. Es cierto que no todos se involucran con el mismo compromiso y tienen los mismos intereses, pero cuando la gran mayoría colabora y se compromete, salen cosas que nos marcan para siempre”. En esa misma entrevista, De Los Ríos me comentaba que hablar de esas experiencias significaba también recordar grandes amistades, algo que para él era siempre fundamental. El cariño sagrado de compartir la música y el trabajo autogestivo como un sentimiento dorado. No por nada portaba en uno de sus brazos un tatuaje de una guitarra en llamas coronada con la frase “Música y amigos por siempre”.

Siempre pensaba en sumar, en qué más podía hacer, en como apoyar eso que le gustaba y/o en lo que se sentía reflejado, cómo hacer que esa belleza que lo había movilizado llegará a alguien más. Una labor como esa, una presencia como la suya, una dedicación tan intensa, un amor tan sincero, un compromiso tan profundo, eran únicos en esta vida, por eso su pérdida deja un vacío irremplazable, que nadie podrá llenar, pero con un legado que tenemos el deber de reconocer, honrar y continuar.

Esa vereda de Sarandí, esa noche triste, por momentos, parece tener el espíritu de un recital: llena de jóvenes con remeras negras y latas de cerveza hablando a los gritos, recordando, riendo… pero todes sabemos que el motivo de ese encuentro es desgarrador, y lloramos, nos abrazamos, nos consolamos, y de pronto alguien comienza a aplaudir al compañero que se fue y ahora descansa en paz, y todes le seguimos, y toda la cuadra aplaude y esa multitud agradece y celebra al hombre que tanto les brindó sin pedir nada a cambio. En esa vereda, casi todes le deben algo a Mariano, le agradecen, lo llevarán por siempre en sus corazones como una parte fundamental de sus carreras. Alguien habla de hacer un disco tributo, otres un festival, muches discuten como continuar semejante obra y que ese fuego no se apague, pero todes saben y coinciden que será un lugar imposible de llenar.

Me quedo en el velatorio hasta que la última persona se va. Siento que él todavía está ahí, entre las risas, los recuerdos y los abrazos de amistad; y sé que si me voy, eso que lamento va a ser verdad, y ya no lo voy a ver en el próximo show, acercándose con una sonrisa plena a contarme de todos los planes que tenía para sus bandas, y las futuras fechas, y que disco saldría y si yo necesitaba algo y que la próxima fecha, y la próxima vez…

Tres colectivos nuevamente me llevan de regreso a mi hogar, y al llegar vuelvo a mirar el cielo de mi barrio, como al partir. La noche está clara, sin nubes, teñida de un azul oscuro salpicada de plateado. Es curioso, el cielo está despejado, pero hace rato que en mis ojos no para de llover.


Compartimos la playlist cooperativa que varios amigxs crearon como homenaje a Mariano en Spotify. Sumá tu canción.

3 comentarios sobre “Con la fuerza de los ríos

  1. Desde acá de Villa Mercedes, San Luís me quede con el deseo de poder conocerlo personalmente. Igualmente conocí mucha música a través de Fuego.
    De todas maneras les agradezco mucho por el artículo. Me ayuda mucho a poder despedirlo y recordarlo en su labor… Es como un artículo emocionalmente 💗sanador!

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