A partir de temas como “Capitán del declive”, “Más fuerte”, “Voz de gigante” y “La memoria de un beso”, Lucas Martí captura y sella el espacio infinito sincero del pop. En este período atraviesa temáticas como experiencia, pleitesía y destrucción

Por Sanderico

La metáfora del proceso creativo en Lucas Martí -y de toda proeza artística-, es ésta: el arte como destrucción. El artista destruye. Destruye todo lo que había sembrado con tanto esfuerzo. En un instante abismal yace su ocaso. Por la mañana siguiente se levanta y no ve aquellos frutos frescos, bellos y fuertes, que tanto había costado construir y sembrar. Ya no vuelve atrás. Mira arriba al poniente. El sol otra vez. Agacha la cabeza, trabaja y cava otro pozo, directo a la profundidad, hacia otro abismo. Lucas ya no mira atrás. Lanza el tema “Capitán del declive”.

Originalmente publicado en la plataforma Instagram (IG TV), salió en mayo en plena cuarentena, dotado de acordes y arpegios de guitarra electroacústica sin rodeos, voz pasional y a pulmón –recuperando pliegues y ciertos aires del Metal– de la mejor tradición en letras del país: la palabra poética, bohemia y ácrata de Alberto Ghiraldo, la letra existenciaria del poeta Almafuerte y por superpuesto el despecho de Rubén Juárez, en su interminable desencuentro nihilista con el Dios que no escucha, que ve y no escucha, no responde. Lucas Martí, tiene como faro in memorian subvertida el tema “Capitán Beto” de Luis A. Spinetta, que queda oportunamente tergiversado frente a ésta épica: “Ahora sos el capitán de la nave y su declive, sin conducción, sin favor de dios, viendo llorar al guerrero, sin la mísera opción de evitar a los pobres”.

Se lanza en junio otro single en compañía de la banda oriunda de Córdoba Rayos Láser, el tema se llama “Más Fuerte”, mezclado por Eric Wisgikl y emitido por el sello Geiser Discos. Valga la redundancia del juego de palabras, Lucas fue un A- tirador Láser y se podría decir un integrante más de Rayos Láser en este tema. Gustavo Rodríguez, Tomás Ferrero, César Seppey comprenden una larga trayectoria como grupo. Generan climas prolijos, sagaces y melodías innovadoras. Aquí se traduce esa esencia. El resultado de “Más Fuerte”es una melodía pop, bien lograda, clara y pum para arriba. Pero de tan clara, tan pop y tan pum para arriba tiende a caer en zonas habitadas y ya exploradas. “Más Fuerte” es un intento de llegar lejos. En épocas de pandemia y aislamiento social, el tema intenta sostenerse diciendo “subí el amor que reviente”. La belleza reluce en un juego y encuentro amistoso de voces, guitarras medio inglesas y parafraseos de pop juguetón. No busca, encuentra. Ahí su dinamismo: formato single, pegadizo y beneplácito.

Vía el sello Los años luz discos, en julio se publica el tema “Voz de gigante”, con arte de tapa y diseño de Theo Lafleur. Inés Adams es la voz central, quien sostiene todo el tema de forma mágica. Aquí se puede ver a un Lucas completo, en una de sus mejores facetas, un arquitecto de oficio pop. El tema y su base tienen rasgos espléndidos y brillantes. El logro de Lucas Martí e Inés Adams ha sido “desnudarse” delante de la composición, exponerse frente a fantasmas oyentes. Franz Kafka en su Cartas a Milena sabía lo perturbadora que era la somera idea de exponerse en la escritura sin que nadie esté del otro lado. El gran escritor de Praga escribió “no se puede pensar en una persona ausente y tocar a una persona presente, pero las cartas significan desnudarse ante fantasmas”. Una operación similar ocurre en este tema, sólo que aquí la pop-tencia de la canción logra hacer presente la ausencia entre fantasmas. Y como pleitesía. Voz de gigante, de pies a cabeza traduce una fuerza pop íntegra. Inés Adams con su voz sacude el paisaje anunciado un nuevo viaje, hacia una prueba inminente de la superación del peligro: “Me podés tener, me podés cuidar, tengo condiciones para avanzar”. En este tema hay adversidad, obstáculos, y -al final del recorrido- superación.

Ocaso triunfante en “La memoria de un beso” que, sin exagerar, se postula como mejor tema de 2020. No sólo tras haber sacudido las redes bajo la tutela de animoses instagramers, como experiencia de haber logrado mover el corazón y la sensibilidad del conjunto oyente y captar el clima de época. Colaboran en el tema Manuela Mantero en voces y Yul Acri piano, bajo y synthes.

A través de la experiencia, es en guitarras delicadas en vuelos melancólicos y sentimentales que “Memoria de un beso” tiene semblanza, exposición sincera, sin vueltas ni nimiedades metafísicas, es una letra corazonada, una sincronía cándida. En materia de estilo, hace rememorar movimientos teatrales y posturas de Kate Bush -es inevitable esta sublime influencia- y a su propia forma de componer que marca un estilo ya particular de voz y que dentro de la música independiente de nuestras tierras nos tiene tan (des)acostumbrados. Pero hay algo más, todo el tema y guitarras son de cualidad dulzón y serena; se respetan silencios. La voz coral de Manuela es justa y precisa. Lucas declara: “Quiero la memoria de un beso, con la fantasía de un posible regreso, quiero limitarnos a bailar por un rato como relámpagos”. No dice Trueno, refiere Relámpago. El bullicio de un Trueno se redime con el relámpago. Relámpago de “La memoria de un beso”.

Lucas Martí ya no mira atrás. Captura y sella el espacio infinito sincero de cómo destruir, compartir y experienciar en un momento histórico de pandemia, con un estilo sagaz, singular y magistralmente redentor.

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