Un clamor con el que Úrsula Bahillo, una joven de 18 años, había alertado a sus seres queridos y al mundo que estaba en peligro. Como tantas chicas y mujeres, como todas por el simple hecho de ser mujer.
La problemática habitacional es resultado de décadas de desidia por parte de la clase gobernante y propietaria a quienes no sólo nunca les faltó un techo digno sino que además les sobró tierras para mantenerlas desocupadas y especular financieramente con ellas.