Adelanto literario
No soy un bombero pero tampoco ando con puntillas
Compartimos un extracto del prólogo, en forma de adelanto, de un libro mítico que durante años circuló como una referencia de la que muchxs habían oído y que pocxs habían leído. Se mencionaba casi como se habla de una leyenda urbana: recoge las historias de trece lesbianas nacidas entre 1914 y 1943, que vivían en Buenos Aires y tenían más de 50 años cuando fueron entrevistadas. Son historias de vida, historias de vidas lesbianas
Por María Luisa Peralta
Este es un libro de historias. Recoge las historias de trece lesbianas nacidas entre 1914 y 1943, que vivían en Buenos Aires y tenían más de 50 años cuando fueron entrevistadas. Son historias de vida. Historias de vidas lesbianas, que se sostuvieron a pesar de los silencios, de los secretos, de las dificultades económicas, del aislamiento, atravesando, como diría Claudia Shoppmann, los días de mascaradas. No tenemos muchas de estas historias. No han sido registradas, no se han grabado, no se han escrito, no se han fotografiado. No es fácil reconstruir nuestras genealogías. Que sí, las lesbianas las tenemos, aunque todavía hoy haya gente que crea que la genealogía es una prerrogativa heterosexual porque sería instaurada por una línea genética. Como si a las tortas pudiera significarnos un obstáculo la presencia o ausencia de unos genes, a nosotras, que nos hemos plantado con nuestras existencias y deseos y decisiones en medio del patriarcado. El cuerpo lesbiano se inscribe en sus propias genealogías, donde son otras las relaciones entre los cuerpos que realmente importan.
Para muchas de estas trece lesbianas, contar su historia fue un acto de arrojo y eso queda manifiesto en el uso de seudónimos. Atravesaron los miedos y los hábitos que se les habían hecho segunda piel. El closet es una experiencia casi universal en la existencia lesbiana (lo mismo para otras sexualidades). Sabemos el costo, el daño que produce, lo que implica vivir en el closet, el peso de ese estado de alerta permanente, de vigilancia, esa regulación de las palabras, los gestos, las miradas, las distancias entre los cuerpos, la justificación del uso del tiempo, las excusas para las entradas y salidas de una casa familiar. Y luego la salida del closet, ese momento de liberación, porque más allá de cómo sean las reacciones, las consecuencias, así se resuelva para bien o para mal, eso que tanto nos atemorizaba al menos se convierte en un hecho concreto y deja de ser una amenaza nebulosa pendiendo sobre nosotras y condicionando todo lo que hacemos.
En medio del miedo, del secreto, del señalamiento, del aislamiento, y hasta de la vergüenza, estas 13 lesbianas tuvieron el valor y también la habilidad de vivir sus vidas lésbicas. Y en sus palabras aparecen también las consecuencias de esos condicionamientos: las relaciones que colapsaron hacia adentro porque no había un afuera, un mundo con otrxs donde pudieran suceder esas relaciones insertándose en una trama colectiva; las vivencias que no se pudieron compartir; los tiempos perdidos; hasta la falta de oportunidades para expandir la vida sexual.
La visibilidad es una necesidad de supervivencia individual y colectiva, porque no somos lesbianas en soledad. Siempre somos lesbianas con otras, la identidad se construye con otras. Y no me refiero a estar en una relación sexual y/o amorosa, sino a poder mirar a un colectivo, a una comunidad. A un conjunto de otras semejantes a una pero mostrando cada una su singularidad, abriendo un despliegue de posibilidades, otras que nos den anclaje en el mundo al poder reflejarnos, construir historia, genealogía, futuro, costumbres, memoria emotiva, cultura. Por eso somos con otras: somos lesbianas plenamente cuando encontramos una cultura lésbica que nos acoge y que nos da palabras y elementos para configurar nuestra propia identidad, nuestro modo singular y único de ser lesbianas, que nos permite salir de la idea de que una como lesbiana está sola en el mundo.
Este es un libro de historia. Una historia necesariamente polifónica, que se tiene que decir en plural, para que contenga nuestra historia política, la de nuestras organizaciones, pero también nuestra historia cultural, los modos en que hemos vivido y pensado nuestras vidas privadas, nuestras vidas sexuales y nuestras vidas sociales.
Este es un libro mítico. Durante años, circulaba como una referencia de la que muchxs habían oído y que pocxs habían leído. Se mencionaba la existencia de este libro casi como se habla de una leyenda urbana: en alguna reunión social lésbica o en algún grupo de estudio o en una reunión de organización alguna decía que le habían contado que existía este libro, que nunca lo había encontrado y lo contaba para que otras confirmaran que era cierto, que existía, que alguna lo había leído o, mucho mejor aún, que lo tenía. Pero nadie lo tenía, ni siquiera algunas que conocíamos la historia del libro y que conocíamos a las entrevistadoras. En esos años, las tecnologías disponibles para las imprentas y el diseño no eran las mismas de las que disponemos ahora. Eso hacía mucho más difícil la edición independiente y estos no eran temas que les interesaran a las grandes editoriales del país (a menos que fuera alguna autora ya consagrada, como Julia Kristeva o Luce Irigaray). Alejandra y Silvana pudieron hacer sólo pocos ejemplares, que eran en realidad copias anilladas.
El sentido de este libro es recuperar las voces y las historias de estas lesbianas, traerlas a nuestra trama colectiva, hacer visibles esas vidas y sus condiciones, encontrar a las ancestras, escuchar, y contar. Ganarle al olvido, al silencio, al aislamiento, a la eliminación del registro, añadir otro fragmento a la historia y contribuir a restaurar la memoria. Y también facilitar el derecho de todas las lesbianas a acceder a las palabras e ideas de otras lesbianas, porque son sus bienes culturales comunes. Por eso, este libro pretende ser un acto de justicia, con las que fueron y con las que son.
Ficha técnica
• Título: No soy un bombero pero tampoco ando con puntillas
• Subtítulo: Historias de lesbianas en argentina 1930-1976
• Autoras: Alejandra Sardá y Silvana Hernando
• Editorial: Madreselva editorial
• Edición: noviembre 2021