Entrega X Diario de la Pandemia (Tercera Fase)

Por Efraín Bucler

Día 29 – Lunes 13 de abril

La madrugada en la autopista, los límites que la gente burla, los controles atolondrados, el auto que se está quedando sin gasoil. Todo se conjuga para hacer de este día un comienzo de la Cuarentena Administrada para el olvido. Me retumba la voz de mi hermana contando sobre la fragilidad de la salud de nuestra madre.

Al llegar al trabajo tengo que disimular el estado de ánimo porque mis compañeros no tienen culpa de mis cosas. Pero tampoco yo tengo culpa de cómo ellos manejan el miedo. Los veo y percibo el temor en la forma agresiva de contestar que tienen algunos, en las discusiones por pavadas, en la manera en que se ofenden de las iniciativas de los que somos delegados. La noticia es que no hay malas noticias y sin embargo la tensión no cesa. Están, estamos, todos en una tensión permanente.

De eso hablamos en la reunión con el resto de los delegados mientras definimos cómo encarar las protestas para conseguir los elementos de bioseguridad para trabajadores de hospitales y centros de salud. Para el Viejo Jáuregui hay que hacer una pintada en la calle. Para mí la calle está vacía, no la transita nadie, y ya no hay encuentros ahí. Para mí las redes sociales son la nueva calle pero gana la postura del Viejo y el miércoles salimos a pintar. Otra derrota que acumular, pienso. Otra pérdida más para este lunes. Por suerte la reunión termina justo para cambiarme e ir a casa.

Escucho: “Manic Monday”, de The Bangles.

Día 30 – Martes 14 de abril

“El sindicato manda a decir que mañana la movida es en la puerta de los hospitales y sectores. Hay que hacer una foto con los carteles y mandarla para que ellos editen un video”, dice el Viejo y agrega con tono irónico: “así que le hacen caso a Efraín y su nueva calle. A peinarse que van a salir en la foto”.

Miro por la ventana: está nublado y se oscurece todo. No se sabe si son las nueve de la mañana o las seis de la tarde. También hace frío o soy yo el que lo siente. No hay trabajos que hacer y eso nos pone un poco inquietos. La mente necesita algo en qué ocupar tanta sinapsis, sobre todo cuando las noticias trágicas de Brasil empiezan a invadir los noticieros.

Brasil le queda a un paso a la clase media argentina. Van hasta un aeropuerto, sacan el pasaje y en cuatro horas ya están en una playa. Al progre le gusta Brasil porque es un país semi libre y acuña sus recuerdos de una infancia feliz y con la panza llena. A esos progre argentinos con panza y heladera llena les duele más Bolsonaro en Brasil que la miseria en la provincia de Buenos Aires, pienso mientras miro por la ventana. Me doy cuenta que a esta altura no solo espero sino que necesito que llueva. Llegar rápido a casa, bañarme y ponerme el pijama, tomar mates en la cama y así hasta mañana. Y que mañana llueva también.

Al fin lo consigo. Salgo del trabajo a las corridas y con el paraguas abierto.

Escucho: “I´m Only Happy when it rains”, de Garbage.

Día 31 – Miércoles 15 de abril

Sigue la lluvia, por suerte, y viajo en colectivo por la autopista mientras escucho la radio. Anuncian las protestas de hoy en todos los hospitales. Parece que es una protesta contra la lluvia o la naturaleza porque no aparece el nombre del Jefe de Gobierno por ningún lado, ni siquiera el Ministro de Salud es nombrado. Pienso que estos tipos sí que tienen banca en los medios y voy insultando en voz baja hasta que el chofer prende las luces, señal que estamos llegando al peaje de Hudson y vienen los controles de gendarmería.

En el trabajo todo es correr de un lado a otro con los preparativos para la pintada en la esquina. Hay que pensar en una frases para pintar y pienso cosas tan simples que parece mentira tener que pedir cosas imprescindibles como barbijos o guantes. “Elementos de Protección y Bono para el Personal de Salud”, grita Jorgito y todos asentimos.

Estamos en la cocina y el clima es distendido. Pienso que nos reímos para menguar tanta indefensión. Para revelarnos ante la situación, para evitar que la pandemia y los gobiernos nos quiten todo de una vez. Salimos para la pintada a pesar de la llovizna. Termina todo antes del mediodía. Sacamos fotos de la pintada y fotos de los compañeros en la puerta de ingreso, detrás de un cartel que dice: “Personal Desprotegido”.

Escucho: “Protect Me from What I want”, de Placebo.

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