Entrega XXIX Diario de la Pandemia (Fase III – Escalonada/Intermitente)

Por Efraín Bucler

Día 148 – Lunes 10 de agosto

Vuelvo al viaje en micro. El auto y su batería me dejaron a pata. Llego súper abrigado a la parada y me sorprende ver tanta gente en la fila. Tanta que tengo que esperar el otro micro porque el primero se completó. 

Me pregunto si todos tendrán el permiso para trasladarse hasta Capital. Pero bueno, tampoco voy a ser un vigilante, así que me calzo los auriculares y busco algo de música para levantar. Empiezo a escuchar la playlist “Viajes a Capital – Punk y Post Punk”.

Escucho: “No sé cómo te atreves” de Los Planetas.

Día 149 – Martes 11 de agosto

Voy igual a Capital. La batería del Corsa espera que vaya a retirarla. En el asiento del otro lado del pasillo hay una señora un poco mayor que me está mirando. No hago nada más que pasarme alcohol en gel en las manos pero ella me mira igual…

En eso me señala algo en mi morral. Me saco los auriculares y escucho que en realidad me está pidiendo un poco de alcohol en gel. Dice que se olvidó y que va a comprar cuando baje en Once y que en realidad está yendo a trabajar pero sacó el permiso para atender a un viejito porque la señora le dijo que necesita que le ayude con la casa que la pobre no da más. Porque son dos hijos tremendos y se tiene que arreglar sola con todo. Y que una tiene que trabajar. Y que el señor trabaja en la justica. Y que hecha la ley hecha la trampa.

“Hasta que hagamos nuestra propia justicia”, le contesto y como no me escucha o no me entiende, le digo que estoy cantando una canción. Me agradece porque le regalo mi alcohol en gel y me cuelgo los auriculares.

Escucho: “The hunt” de New Model Army.

Día 150 – Miércoles 12  de agosto

Aprovecho el sol para arreglar un poco el patio descuidado por el invierno y la pandemia o la cuarentena, ya no sé quién tiene razón ni a quién echarle la culpa.

Pasto seco, plantas con tallos pelados, flores que tal vez no vuelvan a florecer. Solo el naranjo da rastros de vida. Aunque faltan unas semanas para que maduren, esas naranjas dan esperanzas. Me pregunto cómo fue que llegamos a esto, cómo la humanidad llegó a destruir todo lo que construyó. Como si yo agarrara un machete y empezara a cortar esa planta que tardó tres años en crecer. 

“Para algunas personas es el fruto de la relación que tenemos con la naturaleza”, dice un especialista en medioambiente en la radio mientras trabajo. Opresión del hombre por el hombre, destrucción del planeta por el hombre. Entonces, más que vacunas, lo que necesitamos es volver a empezar de cero. Como los niños, pienso.

Escucho: “Shanti” de La Polla Records.

Día 151 – Jueves 13 de agosto

Mucho frio y lluvia. Para quedarse en casa y dormir hasta mañana. Pero no, tengo que trabajar y voy yendo con la calefacción a tope y las ventanillas cerradas. Llego y en el triage el termómetro marca 37.3 grados. Ahí nomás del límite para tener fiebre. La enfermera me dice que debe ser la calefacción del auto y me hace esperar en el patio unos diez minutos. 

Mientras, todos los que van ingresando me miran de costado o me saludan con desconfianza. Hasta llego a escuchar que un compañero se queja porque vine a trabajar con fiebre y siendo delegado. Paso de nuevo a controlarme la temperatura. 36.8 y cinco minutos después 36.3. Tal cual como le pasó a Robertito hace dos meses. Le gané al Covid pero perdí con el reloj así que me apuro a desayunar porque me espera el hospital Durand para revisar un ecógrafo de la sala de Traumatología que falla.

Largo un suspiro de alivio y con la caja de herramientas en la mano derecha camino a la camioneta. El chofer, que quiere hacerse el gracioso, dice que tengo que sentarme en el asiento de atrás.

Escucho: “Stay away” de Nirvana.

Día 152 – Viernes 14 de agosto

Estamos dividiendo las tareas y vemos que alguien se acerca. Es la secretaria del director que deja una comunicación interna sobre el escritorio de nuestra oficina. Avisa que lo dejó y nos saluda atenta. “A partir del día de la fecha, queda conformada la Mesa de Situación Covid-19”. El memorándum avisa que Adrián pasa a prestar servicios en torno a la pandemia. Como si ya no lo estaría haciendo, se queja el Viejo mientras lee el papel en cuestión. El hecho es que nos sacan uno más del equipo y eso se va a resentir demasiado porque ya estamos con grupo reducido. El Viejo sigue leyendo con tanta furia que casi hace un bollo. Pero Jorgito trata de calmarlo, le dice que Adrián no va a aceptar, que ya se llevaron al Doc a trabajar con los aislados de los hoteles y deja de hablar porque el Viejo agarra el celular para llamar a Adrián.

Más allá de eso, hay cosas que hacer y si seguimos en el derrotero de la conspiranoia el hospital Durand no va a tener ni hoy ni nunca su ecógrafo. Me voy a seguir trabajando y a tratar den calmar también mi bronca.  

Escucho: “Tema de Adrián” de Dos Minutos.

Día 153 – Sábado 15 de agosto

Me despierto de golpe, apenas está saliendo el sol. Tengo la nuca mojada y la remera húmeda de transpiración. Me duelen los ojos y me siento en el borde de la cama con un malestar en el estómago. Trato de despertarme para saber qué me está pasando, si el estómago, si el hígado o solo cansancio. 

Algún recuerdo vago de un sueño empieza a ingresar en la confusión de mis pensamientos. Pasan imágenes, ruidos, olores. El corazón me empieza a palpitar cada vez más rápido. El gato aullando a mis pies me confirma que tuve una pesadilla. Ahora lo empiezo a recordar: un pibe corriendo por un matorral, tiene un jean azul que le queda un poco suelto, está descalzo y con los pies embarrados. Se cae, se levanta rápido y mira para atrás. Las luces de una camioneta blanca se reflejan en sus ojos apenas achinados. Sigue corriendo descalzo. Veo que tiene un buzo deportivo, parece que es del club Boca Juniors, que está sucio, más bien embarrado. Sigue corriendo. También llego a ver que hay otro joven barbudo de ojos claros y una sonrisa hermosa que le grita “corre, corre, por acá, corre, para el pantano no, para este lado, vení”. Pero el pibe se cae y las luces de la camioneta se acercan. El ángel barbudo se queda en cuclillas, agacha la cabeza y empieza a llorar. 

Se me cae una lágrima, con un poco de miedo agarro el control remoto y prendo la tele. El titular dice que cerca de la localidad de Villarino encontraron restos humanos que podrían ser los de Facundo Astudillo Castro. 

Escucho: “Police on my back” de The Clash.

Día 154 – Domingo 16 de agosto

La preocupación y la tristeza me gana de a ratos. Llegar a un punto en que los jóvenes simplemente desaparecen me remite a aquellos años que no viví pero me contaron los compañeros de militancia en mi juventud. Otra vez las fuerzas de seguridad garantizando tantos negocios y ensañándose contra cuerpos lánguidos, indefensos en todo sentido. 

Terminamos de tomar mates y no aguanto las ganas de prender la tele para ver el noticiero. Esperando que no ocurra nada, que esa verdad incómoda de la que ahora nadie quiere hablar sea solo una pesadilla de noches anteriores. Pero todo es tan claro que difícilmente pueda ganarle a mi pesimismo.

Escucho: “Youth against fascism” de Sonic Youth.

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