Subcultura juvenil y clase social Apuntes sobre el origen del Punk londinense

¿Se puede definir el origen social de una subcultura juvenil? Esta relación parece haber desaparecido de los artículos y textos referidos al tema. Veamos las determinaciones de clase en los orígenes del punk inglés.

                                                                                  Por Javier Becerra

Es muy común que en el abordaje de los movimientos juveniles se dejen de lado a los elementos que explican la especificad histórica de los mismos. Por ejemplo, cuando se observan textos sobre el punk es difícil encontrar una explicación de por qué ese fenómeno concreto se expresó en un momento, en un lugar y de una forma determinadas. Este es un déficit que está asociado en forma directa al abandono de un análisis que parta de las clases sociales en el estudio de las subculturas juveniles y del punk en particular. Esta metodología está sumamente extendida en el campo de la historia y de las ciencias sociales alcanzando también a cierta pseudo historiografía del rock.

En Argentina, predominan las lecturas posmodernas en las que las determinaciones de clase no juegan ningún papel en la conformación de una subcultura juvenil, que aparecería como mero producto subjetivo. Esta es una tendencia iniciada en los años ´90 y que hoy continúa siendo hegemónica. En el caso de Inglaterra, el tema que nos importa hoy, la cuestión se remonta bastante tiempo atrás, cuando a partir de la segunda posguerra y el comienzo de los denominados “30 gloriosos años del capitalismo” (haremos en este caso un desdoblamiento de las tres décadas con una primera parte hasta el año 1963, y la otra hasta mediados de los ’70 cuando finalmente se reconoce el inicio de la crisis económica) se plantea el  inicio de una etapa en la que las características más definidas y tradicionales -tanto en la vida social como en lo político/sindical- de la clase obrera se comienzan a desdibujar y a permeabilizar en favor de las influencias de otras capas sociales hasta el punto de fantasear con su desaparición.

Claramente se establecieron cambios a partir de la post guerra: en el trabajo, en la escuela, en el consumo, en el ocio, en el estatus, en la influencia de los medios masivos de comunicación, etc.; pero las clases no desaparecieron, sino que por el contrario se reconfiguraron mostrando sí, una marcada fragmentación, particularmente en el sector obrero. El caso es que la clase social como categoría de análisis significativa perdió valor y reconocimiento. Es así como surgen los estudios sobre la juventud como una suerte de ángel sin sexo, como una “clase en sí misma” o como un colectivo de “indiferenciados”. Los movimientos juveniles y sus subculturas se prefiguran como fenómenos espontáneos.


¿Pero es posible detectar cual fue la naturaleza social del punk fundacional inglés? Sí. El caso del punk originario surgido en Londres es significativo ya que en lo cuantitativo representa una escala suficientemente grande para su estudio, marcando además una orientación general en términos cualitativos para el resto del movimiento. En términos territoriales se lo puede ubicar en zonas y barrios caracterizados por la hegemonía de la población proletaria, inmigrante o plebeya. Esta situación coloca por encima de los vínculos meramente individuales o parentales la pertenencia a una clase social determinada. La cercanía o vecindad territorial de los distintos miembros fundacionales del punk expresan justamente eso. La clase social, como sujeto colectivo, da una raigambre material a los individuos y a los distintos fenómenos culturales, y nos permite delimitar un objeto de estudio permitiendo revelar ciertas características esenciales del mismo.


Lo que encontramos entre los jóvenes del periodo de posguerra en Inglaterra hasta la culminación de los mal llamados 30 años gloriosos del capitalismo, fue sin embargo la persistencia de la clase de origen. Una juventud con una nueva conciencia de sí misma, fragmentada incluso, pero con un firme anclaje de clase. Esto se hará cada vez más evidente, en la medida que corran los años y se atraviese la barrera de la segunda mitad de la década del ´60 cuando todos los síntomas de la crisis económica se agudicen. Con características propias, las subculturas juveniles seguirán el paso de las modulaciones de su sector de pertenencia y se irán adaptando a la caída estrepitosa del empleo, la poca contención del sistema educativo para los adolescentes de clase trabajadora, la crisis de la vivienda y la recesión económica en general.


La foto de portada pertenece a la huelga de recolectores de basura en Londres, en el invierno del descontento, en 1979.

En nuestra próxima edición publicaremos la segunda parte de esta nota. ¡Estén atentxs!

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