Actualidad - Sociedad
Especial 1 de mayo
En un día tan especial, en una situación desfavorable, desde La Linterna Noticias queremos homenajear a los trabajadores y las trabajadoras que mueven al mundo
Por Martin Silva
Trabajo, laburo, changa, pique, rutina, yugo, existen varias formas de llamar a esa tarea o actividad que realizan miles de millones de personas cada día a escala planetaria. A través de los años, el trabajo tuvo un carácter de institución social, herramienta ordenadora y disciplinadora de las clases sociales.
De acuerdo a las cifras otorgadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), Argentina arrancó la segunda ola de pandemia con una tasa de desocupación del 11%, siendo un 11,9% para las mujeres y de 10,2%: el mayor incremento de la tasa de desempleo se registró entre las mujeres de 14 a 29 años de edad, seguidas por el grupo de hombres de 14 a 29 años, para quienes la desocupación bajó a 19%. (Informe INDEC marzo 2021)
En Primeras Personas
Hasta ahí, nada que no se haya visto y sentido por las calles y veredas de nuestros barrios. Pero hay algo, una sensación que no se puede transmitir más que en primera persona. La Linterna Noticias convocó a siete de ellas que se encuentran en diferentes situaciones con respecto al empleo. Una suerte de apretón de manos, un abrazo que indica reconocimiento y homenaje a quienes, a pesar de todo, cada día mueven el mundo.
Carmen es enfermera y trabaja en tres sitios, por un lado en la Atención Primaria de la Salud; en el Programa de Prematuros de Alto Riesgo y en una residencia para adultos mayores, todo en Florencio Varela. En algunas ocasiones, cuando se juntan horarios de guardia, Carmen trabaja 24 horas de corrido, mientras que “en una jornada normal, serían unas 16 horas”.
Sebastián es empleado de la Obra Social del Personal de la Construcción (OSPeCon) de la UOCRA, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “La tarea que realizo junto a mis compañeros es la de mesa de entrada y salida de la Organización; una tarea administrativa y de depósito”, explica.
Gustavo trabaja en la administradora de archivos Addoc ADEA en la planta de Florencio Varela, “soy operario, realizo el ingreso y el egreso de documentación al sector de consultas a contenedor abierto en el cual también realizo tareas de resolución de consultas digitales y físicas”.
Germán trabaja como empleado de comercio en un supermercado mayorista en La Plata en el depósito del mismo. “Controlo y estibo los pedidos de la mercadería que se envía a los supermercados, principalmente supermercados chinos (un 95%)”. German por ser considerado grupo de riesgo, obtuvo la licencia: “comenzamos la cuarentena antes de que se extienda a toda la sociedad. La empresa no suele ‘tirar’ para el lado de lxs trabajadores, pero en ese sentido estuvo bueno que hayan actuado rápido”.
Juan Sebastián es trabajador de una empresa de servicios: “trabajo para la empresa Sistema de Maestranza SRL, en la filial de Puerto Madero y la tarea que desempeño es de limpieza”.
En una situación un poco más desventajosa están las personas que pasaron el 2020 contando los días, horas y hasta minutos para que les contesten por el puesto al que se anotaron. O mirando las vidrieras de los comercios del centro en busca de un cartel que diga “Se busca ayudante”.
La primer parte de la pandemia, Ainara estuvo sin trabajo, “me especializo en fotografía de books y fotos a bandas en vivo, y por razones obvias no pude ejercer mi trabajo al no ser esencial”. En tanto Lautaro dice que “estuve sin trabajo desde mediados de marzo, cuando se anunció la cuarentena, hasta septiembre”.
La Linterna Noticias: ¿Cómo fue trabajar en pandemia durante el año pasado?
Carmen: Trabajar en pandemia fue y es totalmente desgastante, tanto en lo emocional como en lo físico. Cansancio, ansiedad, estrés. Con el equipo de salud nos enfrentamos a un virus, sin un claro panorama de las complicaciones que se podian presentar. Horroroso todo y se daba de manera vertiginosa. Ver que el virus ganaba la batalla era terrible. Triste, fue muy triste. Estar en la trinchera no es grato, ayudar a salvar una vida sí lo es.
Sebastián: Desde el día 1 de aislamiento obligatorio intentamos no ir a trabajar, dimos una pelea en el sector y a medida que fueron pasando los meses nos fueron instalando el teletrabajo. La principal razón por la que no queríamos ir era por la salud, todos creíamos que eso era prioridad a los intereses económicos de la obra social.
Gustavo: Durante el año pasado fue vivir en la incertidumbre total, por las subidas y bajadas de cantidad de trabajo y a la vez el riesgo que cada compañera y compañero corría de contagiarse el virus.
LL: ¿Te alcanza el sueldo o tenés que hacer trabajos extra?
Gustavo: No me alcanza y por tiempos no puedo realizar otro trabajo extra.
Juan Sebastián: El sueldo no alcanza. Alcanza porque lo hacemos estirar. Pero tengo que dejar de comprar algunas cosas para poder llegar a fin de mes. Entonces cuando surge algún extra, lo hacemos. Igual, la empresa no paga mucho las extras, dice que es por la situación de la pandemia.
Carmen: No. No me alcanza. Por eso tengo tres trabajos diferentes, y llego con lo justo. Enfermería es una profesión divina, una vocación que nace con una. Ahora, el sueldo es desalentador.
Sebastián: El sueldo no alcanza si quisiéramos consumir comida de calidad todo el mes, pero hacemos el esfuerzo para que alcance. En casa somos dos y si bien llegamos con lo justo, no es lo mismo que las casas de mis compañeros que muchos son familias de 4 y no llegan a fin de mes sin hacer changas extras, algunos invirtieron ahorros para hacer Uber y llegar a fin de mes.
El apoyo mutuo
La historia cuenta que en la ciudad de Chicago (EE.UU.) durante el año 1886 se dieron una serie de marchas y protestas por la reglamentación de una jornada laboral de 8 horas. El resultado fue otra masacre de obreros, juicios plagados de irregularidades y nuevos mártires a quienes invocar en cada lucha de ahí en más. Varias décadas después y unos miles de kilómetros al sur, en la Argentina gobernada por Perón, la connotación de la jornada cambia y será un día de festejo, para celebrar la fiesta del pueblo trabajador. El escritor Guillermo Korn refleja esa extrapolación cultural en su libro “Hijos del Pueblo. Intelectuales peronistas: de la internacional a la marcha” (reseñado por Sanderico para esta edición de La Linterna Noticias, que podés leer acá).
Pero de lo que se trata es de reflejar un poco el presente, el cotidiano de personas que están atravesadas por la experiencia laboral como medio de subsistencia y -a causa de la pandemia- como riesgo inminente. Juntamos a este grupo de trabajadores y trabajadoras que se armaron de paciencia durante la primera cuarentena por Covid-19 y salieron cada día a cumplir con su tarea, en silencio o, mejor dicho, lejos de las cámaras y micrófonos. A veces con un sueldo que cobrar y otras, intentando -y volviendo a intentar- conseguir al menos una esperanza a la que aferrarse, “si de la primer parte de la pandemia hablamos, la verdad es que me fue imposible conseguir algo, pero cuando empezaron a flexibilizarse un poco las medidas ahí sí pude recién aunque sea trabajar en books de fotos al aire libre”, cuanta Ainara. Y Lautaro concuerda: “recién en septiembre pude retomar con una changa, consistía en manejar una cuenta de Instagram, lo que se conoce como Community Manager”.
LL: ¿Cómo te arreglaste con el dinero?
Ainara: Por suerte tenía un dinero ahorrado de un trabajo anterior pero luego la verdad es que me las tuve que arreglar con beneficios que ofrecía el municipio (de Florencio Varela) para jóvenes desempleados.
Lautaro: Tuve la suerte de tener alguien que pudo hacerse cargo del hogar, en mí caso, fue mi madre que continuó trabajando.
Estas siete personas a las que La Linterna Noticias entrevista, a su manera y desde sus espacios de participación trabajan en la construcción de una realidad distinta, mejor, inclusiva, equitativa. Viajan tres horas al día, caminan cuadras y cuadras, se embarran e inundan. Todas representantes y representativas de lo que es el mundo del trabajo para quienes vivimos al margen, también al margen del mapa.
Y forman parte, además, de esa mezcla de sentimientos, gustos, maneras y composiciones de la vida en el conurbano. Más allá de la romantización del conurbano contemporáneo, los lazos de solidaridad que son reales y se tejen en los viajes interminables en colectivos fundidos, en los trenes abarrotados, prestándose la SUBE para poder volver a casa. Complicidad y vínculos solidarios entre pares.
LL: ¿Qué le dirías a una persona que pudo o tuvo que trabajar durante la primera parte de la pandemia?
Lautaro: Principalmente le diría que a pesar de la situación tan adversa, y aun estando en riesgo de contagio de un virus tan terrible, fueron “afortunados” por poder continuar con su trabajo cuando muchos nos quedamos sin esa posibilidad
Ainara: Les diría que fueron personas con suerte. Sé que fue difícil arriesgarse y levantarse día a día para que la economía del país siga funcionando, así que gracias, sobre todo a los médicos y enfermeros que se pusieron al hombro toda la situación y lo siguen haciendo.
LL: ¿Qué le dirías a una persona que está sin trabajo?
German: Es difícil dar una respuesta concreta en un contexto de tanta incertidumbre. Ni la educación, ni la salud, ni la economía e incluso las artes y las producciones culturales están en condiciones de poder establecer un marco de estabilidad desde el cual se pueda avanzar, crecer, etc. Desafortunadamente, no se ve una salida a corto plazo que permita atravesar la crisis que estamos viviendo y las medidas que se tomen siempre generan algún tipo de antipatía, pues entran en colisión intereses sensibles dentro de una sociedad fragmentada, donde son pocxs los que pueden salir indemnes.
Juan Sebastián: En esta situación del país es muy complejo estar sin laburo, se siente. Yo estuve mucho tiempo y por suerte tenía la cobertura de mis viejos. A veces tenés que salir a laburar igual y entonces infringís la ley, aunque no seas esencial, para ir trabajar.
Gustavo: Que no deje de buscar ese trabajo y que si consigue algo que le permita estudiar o realizar algún emprendimiento que lo realice, porque lamentablemente la mayoría de los salarios de los trabajadores en argentina están por debajo de la línea de la pobreza.
Carmen: Fuera de la época de epidemia le podría decir muchas cosas, agarrarlo de las manos y decirle que con fe y con vida todo se puede. Ahora, no se puede desconocer esta realidad, y es que el Covid-19 arbitrariamente nos manda a aislarnos para preservar nuestra vida. Pero sin un trabajo seguro es muy difícil cumplir con el aislamiento. Uno pone en riesgo su vida para conseguir el alimento para sí y para su familia. Creo que no son momentos de decir, son momentos de hacer: activar la parte social, llamar, insistir hasta encontrar el alimento para esa persona.
Sebastián: Que la desocupación es un problema colectivo de toda la clase trabajadora, que no es por falta de su capacidad que no consigue trabajo. Que ni ella ni yo nos vamos a salvar solos por más que eso nos quieran hacer pensar en estos momentos. Y ojalá que entre trabajadores desocupados y ocupados podamos cambiarlo, porque nadie más lo va a hacer.