Entrega XXIII Diario de la Pandemia FASE I (Reinicio)

Por Efraín Bucler

Día 106 – Lunes 29 de junio

Llego al trabajo con tiempo de sobra, el transito está más que fluido. La discusión en la cocina se da por los anuncios del presidente y los gobernadores y la vuelta a Fase I a partir el miércoles. Digo que, mientras tanto, muchos van a salir a hacer las compras y ventas que no estarán permitidas en la nueva “Fase I Reinicio”. El Viejo me contesta con ironía que se van a volver a terminar los rollos de papel higiénico y nos van a salir a aplaudir a las 9 de la noche. Pero no le presto atención. Veo por la ventana un auto desconocido que entra al estacionamiento. Es Stella Maris, una empelada de la administración que baja la ventanilla, saluda y nos dice que el auto es de la hermana y se lo pidió para no viajar en transporte público.

Volvemos a la discusión de panelistas y el Viejo se queja que son veinte días en que no se puede lograr gran cosa porque recién empieza el invierno. “¿Cómo va a ser el último esfuerzo?”, remata con los dedos de las dos manos haciendo montoncito. Le contesto que por más que se queje la sociedad ya eligió creer que con veinte días de cuidados salvamos el sistema de salud. Salimos con el Viejo para llevar la impresora de un electrocardiógrafo del Hospital Penna que arregló Jorgito la semana pasada. Seguimos la charla en la camioneta mientras el chofer mira nuestros rostros por el espejo retrovisor. Cuando llegamos, saludamos y bajamos para que nos tomen la temperatura y luego vamos a la Sala de Cardiología. Me pongo a explicar la reparación mientras conecto la impresora y el Jefe del Servicio hace las pruebas.

El regreso al Taller es patético, son apenas las 11 de la mañana y el transito está más que cargado, como si todos hubieran salido al mismo tiempo. “Ves”, me dice el Viejo desde el asiento delantero de la camioneta y me señala con el índice para afuera de la ventanilla. “Todos esos autos, los colectivos llenos, la cantidad de gente caminando por la vereda, los negocios abiertos”. Y me dice algo así como que toda esa gente necesita moverse y hace gestos confusos con las manos. “Tienen que salir, andar, trabajar para subsistir. El virus ya no es el problema. No lo ven y ese el principal obstáculo para frenar la pandemia”.

Escucho: “Obstacle 1” de Interpol.

Día 107 – Martes 30 de junio

Descanso en casa y aprovecho para mirar los noticieros después de un tiempo. Y la cantidad de contagios, más de dos mil en un solo día, se parece mucho a un pico. Se la pasan hablando de “infectadura” por la carta de trescientos tipos que se dicen intelectuales y alertan que “la democracia está en peligro”. Y me causa gracia, no por lo que dicen de la democracia, sino porque no debe haber tantos intelectuales en Argentina.

Los pasos que siguen de ahora en más, tienen que ver con la capacidad de llevar adelante una gestión inteligente de la pandemia, dice el analista. Y que del mismo modo que se nos pide aislarnos en nuestras casas como en los primeros días, al presidente, los gobernadores y jefe de gobierno les corresponde estar a la altura de las circunstancias. Y eso que parece un discurso trillado, para el resto de los panelistas es una genialidad. Me sorprendo con lo cambiado que está el universo periodístico en Argentina.

Escucho: “Pretty noose” de Soundgarden.

Día 108 – Miércoles 1 de Julio

Ahora sí, pienso. Vuelta a las calles vacías, las paradas oscuras y los negocios con persianas bajas. “Fase1 y adentro”, me escribe por WhatsApp Jorgito parafraseando al eslogan de campaña presidencial, acompañada de la Plaza de Mayo vacía. Le pregunto cómo está todo en el trabajo, si se acuerda de aquélla época donde el problema era un dólar disparado a $63 y el gobierno de Macri se caía a pedazos y quería llevarse puesto al país. Pero Jorgito desvía la conversación y me dice que sólo quería avisarme que mañana lleve mi soldador porque al del Taller se le quemó la resistencia.

El día está lindo después de todo. Aprovechamos para ir a comprar algunas cosas porque cobré y porque como pasa seguido, la heladera y la alacena están vacías. Solo las perras y el gato tienen garantizada la comida. Para los humanos, esta pandemia se vuelve cada vez más hostil.

Escucho: “Así es la vida” de La Polla Records.

Día 109 – Jueves 2 de Julio

Vuelta al trabajo y no puedo ocultar la curiosidad. Voy por la autopista en el carril derecho para seguir de cerca todo lo que pasa con esta nueva Fase1. Aunque está oscuro todavía puedo ver cómo está la estación de trenes de Hudson y los alrededores de Berazategui y Quilmes. Cuando llego a Dock Sud la hilera de autos me indica que esta no es la fase que conocí a fines de marzo. De hecho, ni me paran en el peaje y llego al trabajo con tiempo de sobra.

Lo que sí cambió es que al triaje ahora lo realizan un compañero administrativo y una enfermera que se incorpora a la planta momentáneamente, vestidos con ropa descartable color verde, barbijos, cofia y antiparras. Me toman la temperatura mientras hacen unas preguntas de rigor. Marca 36.3 grados. “Siga, siga, Bucler”, me dice el compañero. Voy al vestuario y después a la cocina, ahí sí me reencuentro con mi equipo de trabajo, o lo que queda de él.

Comento que pensé que iba a encontrarme con el transito más calmo y menos gente en la calle pero no. El Viejo me dice que hasta un colectivo que cruzó sobre avenida Belgrano estaba lleno de gente, y hace gestos con los brazos.

“No encuentran a un pibe que desapareció cerca de Bahía Blanca”, dice Jorgito en tono serio mientras se pone a lavar su taza vacía y sigue “creo que iba para Bahía y la policía lo detuvo, no aparece hace dos meses” y muestra un flyer que le llegó al celular. “Policía, un pibe joven, pobre, descampado, frio” y mueve la cabeza a un lado y otro. Como cuando está preocupado.

Escucho: “Ahora imagino cosas” de El mató a un policía motorizado.

Día 110 – Viernes 3 de julio

Viajo en auto a trabajar. Ya me acostumbré a gastar un poco más de plata en gasoil. “Que el aguinaldo por lo menos lo disfrute el auto”, digo en voz baja. Como si el Corsa tuviera la actitud humana del disfrute. La radio informa de un nuevo record de fallecimientos. Eso sí me preocupa. Por mi gente amiga, mi familia y compañeros de trabajo. Estamos en peligro de verdad, pienso. Las clases acomodadas ya se sienten curadas e inmunizadas contra el Covid-19. Ahora que se arreglen los pobres, deben estar pensando, mal alimentados y sin agua para higienizarse mínimamente.

“La guerra empezó, que se jodan los miserables”, dice el viejo señalando la pantalla del televisor. La cantidad de fallecidos otra vez. Para colmo Catamarca registra los primeros casos. El último bastión de lucha contra el Coronavirus que se mantenía sin contagios, cayó a manos de la pandemia. La esperanza de encontrar nuestro propio santuario y hasta el turismo interno se agotó. Como el agua que sube, desborda y termina inundando todo, pienso.

Escucho: “La inundación” de Hiroshima Dandys.

Día 111 – Sábado 4 de julio

“Días que representan una bisagra en la relación del gobierno con la población, con la gente”, dice por el canal de noticias un periodista que fue llamado a analizar la situación. “No es buena, repito, no es buena la señal que se da a la población si mientras vuelve a primera fase todo el AMBA, él se pasea con los gobernadores en Tucumán”. Pero bueno, es lo que hay para ver porque por unos días la política va tomando un poco de vuelo y el gobierno, más bien los gobiernos, quieren adueñarse de la situación.

Termino los mates y salgo a comprar un poco de mercadería para terminar de aprovisionarnos. En el mercado el mismo canal y el mismo tipo que sigue con su análisis. “Entender los procesos internos del gobierno nos puede servir para conocer la Argentina que viene”, dice y se despacha con un tono apocalíptico: “hace falta trazar un mapa que nos muestre la real configuración de la alianza gobernante y los bloques internos que pugnan por imponerse”.

Escucho: “Maps” de Yeah Yeah Yeahs.

Día 112 – Domingo 5 de julio

Lindo día de primavera en pleno julio. Me acerco a la vereda con las correas de las perras en la mano. Salen solas y vuelven cuando terminan de marcar su territorio y pelarse reja de por medio con los perros de la cuadra.

El sol alienta a los vecinos para cortar el pasto y me parece que tengo que cortarlo en casa también pero me faltan ganas para muchas cosas por fuera de mi hogar. Veo mucha gente que desestima el peligro y lo contagioso que es el virus y no quiero estar yendo y viniendo por ahí, arriesgando más todavía. Con el trabajo me alcanza. Estamos en una cuarentena más estricta y sin embargo nada cambia. Pero bueno, trato de no hacerme problemas. Llego a la puerta de casa con pastas y cerveza, confirmación de que es domingo.

Escucho: “Sunday”, de Sonic Youth.

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