Entrega XXIV
Diario de la Pandemia FASE I (Reinicio)
Por Efraín Bucler
Día 113 – Lunes 6 de julio
Viajo a Capital en el micro y me asusta un poco la cantidad de gente en la parada. En la radio todos, conductores, panelistas y entrevistados hablan del dólar. Con más de dos mil infectados y la cantidad de doscientos fallecidos cada día, parece mentira que estemos hablando de los 200 dólares que un par de tipos compran cada día. En el trabajo hablan de volver a la FASE 3, la que nunca tuvimos y un poco me entusiasma porque sería poder volver a trabajar en changas. Cuando salimos para el hospital Penna, Adrián me dice que Jorgito está preocupado por su hermano que vive en Solano y parece que se contagió en un asado. Me quedo pensando en las juntadas que dejamos de hacer… en las comidas y las tardes con gente amiga que llegaba para charlar y pasar grandes momentos. Porque ahora que estamos en el aislamiento de tienen más valor aquellos días.
En casa me espera algo parecido a una tragedia familiar. Llegan los mensajes en las redes avisando que falleció Rosario Bléfari. Una de las voces más brillantes, cantante de la banda que influenció a casi todas las bandas que escuché y escucho. Además, la posibilidad de seguir su carrera me dio un enorme gusto, ya sea con Suárez, solista o Sue Mon Mont. Se fue Rosario y con ella una artista completa, tal vez como ninguna por aquí. Las repercusiones siguen durante la tarde y la noche. Las conversaciones con amigos, las redes, todo se llena de anécdotas y recuerdos.
Se había ido a La Pampa porque en plena pandemia le tocó cuidar a su padre enfermo. Ella también enferma, se despidió en silencio, en la lejanía y dejó algo parecido a un vacío que vaya a saber cuándo podremos superar.
Escucho: “Te extraño” por Rosario Bléfari (cover de Flema).
Día 114 – Marte 7 de julio
Descanso un poco y me cuesta salir de la cama. Me cuesta, nos cuesta mejor dicho, recuperarnos, salir del shock que causa la pérdida de Rosario. Me levanto y prendo la tele para seguir la situación general y esperar que haya alguna mención sobre ella. Doy vueltas por la casa hasta que me decido a salir a comprar cigarrillos a la estación de servicio, que los venden al precio oficial, casi la mitad que en los quioscos.
Llego a la playa de estacionamiento y sale alguien de un auto negro. Es un tipo que dice algo que no llego a entender. Sigo camino, se me cruza y ahí me detengo: “¿Vos venís por las camisetas?, las tengo acá en el auto”, dice. Le contesto que no sé de lo que habla, se disculpa y vuelve al auto. Me disculpo no sé por qué y sigo hacia el shop de la estación de servicio. Hay que entrar de una persona así que me coloco en la fila. Mientras, veo como en el estacionamiento se va transformando en un punto de encuentro para el comercio online: un muchacho se saca el casco, toma las camisetas que le da el del auto negro y sigue su rumbo. Un hombre baja una rueda del baúl y se lo pasa a otro que la deja en el asiento delantero. Otra chica baja de la bicicleta y espera con una bolsa de papel a una pareja que le pasa unos billetes y sale caminando para el lado de mi casa.
Escucho: “Modern business hymns” de Protomartyr.
Día 115 – Miércoles 8 de julio
Hablamos por zoom con delegados de los sectores de salud. Se los ve entusiasmados porque el Bono del gobierno nacional es un hecho, lo cobraron la semana pasada y le ven como un logro. Les digo que nosotros quedamos afuera, como a muchos trabajadores no profesionales. Pero que lo que más debe preocuparnos es la ausencia de los gremios en los lugares donde se toman las decisiones y en los medios de comunicación. “La política le gana a la salud, entonces terminamos discutiendo las internas dentro de tal o cual partido en lugar de fijarnos en qué situación estamos y cómo salir adelante”, dice un delegado del hospital Pirovano. No se llega a ninguna resolución, en menos de una hora ya no hay nadie que quiera hablar. No hay marchas, ni actos, solo afiches que piden “Reapertura de paritarias, Bono para todo el personal de salud y Elementos de Protección Personal” que una moto va a mandarnos en algún día de la semana que viene para que peguemos en los lugares de trabajo.
Apago la computadora y me preparo unos mates y después a seguir con alguna actividad de la casa que me resulte un poco más productiva que pegar un afiche en la pared la semana que viene.
Escucho: “Acción” de Bb Estás Muerto.
Día 116 – Jueves 9 de julio
Día patrio para muchos. El locro quedó atrás, en el pasado, en la normalidad. Ahora todo es distanciamiento social y nadie en la casa de mi vieja prepara esa olla enorme donde cocinaban para treinta familiares que llegábamos al mediodía con la excusa del 9 de julio. Tampoco mi madre está igual. Y en eso estoy pensando cuando me llega un mensaje de Valentín, que me quiere saludar porque hace tiempo que no hablamos. Le contesto con un audio, le digo que estamos bien o algo así. Y que a veces quiero contactarme con los amigos como él pero me cuelgo y se me pasa la hora. Y que la situación con el virus está jodida y que se cuide. Me contesta con un emoji de la banderita y unas risas; sabe que no me gusta la patria.
Escucho: “El mundo es tuyo” de Cienfuegos.
Día 117 – Viernes 10 de julio
Vuelvo a trabajar. Entre la pandemia y el feriado puente casi nadie anda por la autopista. Una semana de vuelta a la primera fase un poco mentirosa, pienso. Llego al trabajo y no hay trabajo pendiente así que me pongo a reparar una radio que empezó a fallar hace unos días. Mientras, el Viejo por detrás sigue mis movimientos y me cuenta con bronca sobre el acto por el día de la independencia que se hizo ayer, donde estaba el presidente con la Unión Industria, la CGT y la Sociedad Rural.
Camino hacia la administración para buscar unos papeles que faltan firmar y me cruzo con algunos compañeros con los que charlamos de generalidades, de cómo nos trata la economía, de lo peor que estamos con respecto a Uruguay. Muchas cosas sin decir nada. Transcurro la jornada laboral con la displicencia y parsimonia típica de los momentos de tiempos muertos, o esos en los que se puede estar en un lugar por minutos u horas.
Escucho: “Soledad” de Loquero.
Día 118 – Sábado 11 de julio
Hacer cualquier cosa me está costando todavía más. Pensé que iba a llegar bien a esta altura del año, con algunos trabajos extras que me permitieran arreglar un poco la casa o, quien sabe, un viaje a la costa.
Pero el 2020 me está pasando por arriba, como a todos. La pandemia terminó por enterrar las ilusiones desde el principio. Y encima, la vuelta a Fase 1 es una farsa. Sin cumplimiento y sin controles y con tanta gente sin laburo.
Me siento a tomar mates mientras en el canal de noticias pasan las imágenes de la pandemia en el país. El silencio en medio de un caos. Las sierras, las cataratas, Bariloche y la entrañable costa: el invierno y el mar.
Escucho: “En invierno” de Las Ligas Menores.
Día 119 – Domingo 12 de julio
Frío y lluvia. La excusa ideal para quedarse en cama un domingo. Afuera, la “circulación comunitaria” del virus. Los consejos de los infectólogos vuelven a los canales de noticias. Hay dos o tres que parecen más escritores del nuevo gótico rioplatense. Junto con el Ministro de Salud de la provincia se confabulan para pronosticar cientos de muertos apilados en las morgues y las calles, “como en Ecuador”, dice el ministro. Y no se da cuenta que esa imagen traumatiza a miles de personas que en sus casas miran todo por tv. La cantidad de viejos y chicos que se asustaron con los informes de los noticieros que mostraban desde Quito.
Reflexiono hasta ahí nomás porque se termina el agua del termo y prefiero seguir con los mates antes que escuchar funcionarios. Golpean las manos y apenas me asomo por detrás de las cortinas. No conozco a ese tipo que parece mormón o evangelista. Vuelvo despacio sobre mis pasos en silencio hasta la cocina mientras ese tipo sigue llamando.
Escucho: “Muchos mitos” de Las Pelotas.