Entrega XXVII Diario de la Pandemia (Fase III – Retorno)

Por Efraín Bucler

Día 134 – Lunes 27 de julio

Duele. Me levanto para lo esencial, que sería la comida de las perras, la del gato y sacar la basura. Contesto los mensajes y saludos. Y vuelvo a la cama.

Escucho: “Porque yo te amo” Los Fabulosos Cadillacs (cover de Sandro).

Día 135 – Martes 28 de julio

Reviso la página de La Linterna donde salió la nota que me hicieron. Habla del sistema de salud en la pandemia y cómo están los trabajadores de los hospitales. No sale mi nombre pero sí mis palabras.

Mando un mensaje agradeciendo. Y sigo el resto del día con la tranquilidad y pereza que el duelo impone.

Escucho: “Gravedad” Nicolás Mateo (cover de Adrián Paoletti).

Día 136 – Miércoles 29 de julio

Me levanto con un poco más de ganas. Mañana regreso al trabajo así que acomodo algo de lo que me quedó pendiente. Entre una cosa y otra ya es tarde y me falta la entrega del Diario a La Linterna.

Reviso algunas noticias sobre coronavirus. La salida de la pandemia para el Gobierno de la Ciudad es con aperturas, incluso en comercios sobre avenidas. Estamos fritos, pienso. Pero bueno, tengo que prepararme mentalmente para la vuelta al ruedo, las preguntas de ocasión, los saludos y pésames. Agarro la notebook y abro el archivo del Diario. Cambio los nombres propios y lo envío al mail de La Linterna.

Arranquemos Vieja, digo en voz alta, que tal vez empiece a dedicarte algo.

Escucho: “Madre” de El Mató a un Policía Motorizado.

Día 137 – Jueves 30 de julio

Vuelta al trabajo. Creo que me va a hacer bien ponerme en movimiento. El frio de la madrugada entra por las ventanillas del auto y me espabila de alguna manera. Me confié con el tiempo y sin ningún tipo de controles, llego con bastante anticipación. El Viejo y Jorgito me saludan con un abrazo. Conversamos un poco y me pongo a ordenar mis herramientas. 

Salen para cambiar unas fichas de ecógrafo en la Maternidad Sardá. Yo me quedo pero es una mala idea porque el tiempo se me hace eterno. A eso se suma que nadie llama a la oficina para pedir reparaciones ni llegan mensajes de trabajos extras. Ni farmacias, ni laboratorios, ni clínicas. Nada que me ayude a pasar el tiempo y pagar las cuentas. Problemas y dolencias de hijo. Problemas de vida en pandemia argentina. Y el reloj que sigue ahí arriba, frente a mí, colgado y quieto.

Escucho; “Cansado de ver la hora” de Viva Elástico.

Día 138 – Viernes 31 de julio

Otro día de trabajo y de mucho frio. Escucho en la radio que se pronostican lluvias por la tarde, así que cualquier cosa que tenga que hacer queda en suspenso. Llego al trabajo y me pongo a arreglar la fuente de alimentación de un electrocardiógrafo pendiente de la semana pasada. Me apuro para dejarlo funcionando hoy mismo.

A la hora del desayuno Jorgito trae unas facturas porque es su cumpleaños. Me había olvidado. Pide perdón porque en otras circunstancias estaríamos comiendo un asadito. “Con pandemia y el compañero de luto es mejor unas facturas y un té”, dice. El Viejo le dice que la ‘infectadura’ lo benefició porque gasta doscientos pesos solamente, ya que no cobramos el bono de salud que depositaron ayer al personal de salud. Les pregunto cómo estuvieron las cosas en el Taller estos días que la cantidad de contagios se disparó por encima de los cuatro mil. Y el Viejo me responde que hay mucho movimiento, más que antes de la vuelta a Fase I. Y que en el hospital Álvarez están trabajando solo tres personas en mantenimiento porque hay diez aisladas. Jorgito dice que hay que sumar todas las personas que son positivas y no lo saben, porque esta semana el Gobierno de la Ciudad suspendió los tests. Parece que daban falso positivo y están viendo qué hacer con eso. “Igual, quédense tranquilos porque esos tests no los van a usar con nosotros”, dice el Viejo, “ni esos ni los otros”.

Escucho: “Desesperado secuencia uno” Federico Kempff (cover de Virus).

Día 139 – Sábado 1 de agosto

Es un día soleado, lejos de los pronósticos agoreros que destinaban lluvia y hasta tormentas desde la madrugada. Los pronosticadores van a tener que responder alguna vez por los bollos en los autos, por las gripes y por las mochilas llenas de pulóveres cada vez que se equivocaron. Con la pandemia no hay dónde ir, así que zafaron de los reclamos.

Es primero de agosto. Hace un año nomas estábamos en la Plaza de Mayo por Santiago Maldonado. Hoy estaría en la plaza y estaría también mi vieja, pienso, mientras miro las fotos que comparten mis hermanos en el grupo de WhatsApp.

Escucho: “Corazón mojado” de Loquero.

Día 140 – Domingo 2 de agosto

Despierto un poco azorado porque la tele de la pieza esta en volumen alto. Aparece la Viceministra de Salud diciendo que “por estos quince días hasta el 16 de agosto se van a suspender y restringir las reuniones sociales en todo el territorio nacional”. Así nomás, de golpe, la realidad me dice ‘hola, buen día, Bucler’. No sé si estamos en estado de sitio y los detenidos de anoche en las protestas por la muerte de Santiago Maldonado son parte de las consecuencias de un “estado gendarme” que prohíbe las reuniones o es una obra más de la clase política argentina.

Mañana, entonces, volvemos a Fase 1. O tal vez sigamos con la apertura de negocios en las grandes avenidas porteñas. Esta confusión no la voy a poder resolver antes de desayunar, pienso. Abro un poco la ventana para cambiar el aire y que esta brisa también cambie la suerte.

Escucho: “Brisa” de Hiroshima Dandys.

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