Por Efraín Bucler
Trato de llegar a un lugar seguro. Un sitio, un espacio o un poco de tiempo donde pasar los días sin esta pandemia que crece y no para. Y que yo mismo alimento con las conductas que sigo.
Me ilusiono con una vida anterior, como la que teníamos hace apenas meses. Una rutina de viajar a trabajar y volver para descansar. Que la rueda del automatismo aburrido y opaco vuelva. Una vida sin virus, sin ausencias tan dolorosas: eso quiero, eso necesito, todos lo necesitamos.
Voy de una ciudad contaminada de virus a otra colmada de egoísmo. Y pensar que la vida era simple si sabíamos bailar. Y ahora, apenas si llegamos a escuchar algo de esa música.