Reseñas – Libros Damián Snitifker – Ciudad Dormitorio

Ciudad Dormitorio abre un posible título parafraseando el clásico de John Kennedy Toole que se podría asignar como “el conjuro del conurbano íntimo, festivo y existencial”

Por Sanderico

Por un lado algunos dirán que se encuentra la literatura chabona, cartonera y del otro extremo, la literatura literaria de un César Aira, aburrida por demás. Damián Snitifker con breves relatos no sólo no hace aburrida sus páginas, sino que plasma algo que venimos pidiendo hace rato lxs lectores, una interpelación directa a nuestros días. De la forma que sea, Damián es cómplice en los apuntes de lo narrado y la bitácora dentro del sur. Al escribir esta nouvelle la acompaña de manera continua en una actitud atenta, afectiva y por sobre todo completamente dinámica. Trabaja los textos como un mecánico literario. Ciudad dormitorio sale de ese entrecruce y se perfila como disfrute, sin contiendas. Los relatos son para ser leídos en cualquier parte, una plaza, una terraza, en soledad o con amigues, en un bondi, un tren, en un auto en reposo; nada puede fallar con el acompañamiento de la música que propone. Sin lugar a dudas, lectura apremiante que se escribió en este último tiempo y en contexto pandémico. Entre los autos aparecen Dodge, Fiat, Peugeot 504, Ford Taunus, Volkswagen Gol, clásicos modelos de esta parte del mundo. La música que acontece se mezcla entre el rock clásico y alternativo de allá y de acá, el reggaetón y la cumbia. Así, la banda sonora la componen Deep Purple, Televisión, Joy Division, The Doors, Wisin & Yandel, Los Piojos, Pez, Lou Reed, Bob Dylan, Lía Crucet, The Smiths, Omar Shané, Los Lamas, Damas Gratis, Los del Fuego, Leo Mattioli, Tambo Tambo, entre otrxs. Damián trata de oír a los personajes y su música, se coloca en ese lugar de oyente que trata de escuchar al motor y la bujía que permitan andar y desandar la trama. La imagen es la siguiente: cuando alguien va al mecánico siempre comparte el mate, que es un encuentro, una mirada, un diálogo, sirve dándole herramientas, un mandado, un pedido, ayuda a limpiar lo que está sucio, pero nunca es indiferente. Eso es Ciudad Dormitorio. No hay diálogos deshabitados.

Las imágenes que acompañan el libro en todo momento -un manual de instrucción de motores- de manera aceitada hacen más fluida la lectura. Una veintena de relatos, que marchan con continuo paso hacia la intención de nuevos dilemas y proyecciones encontradas, se vivencian. Una frase resuena:

“El espacio exterior puede ser un lugar muy solitario para un programa de radio que nunca fue escuchado”.

Esto es clave en todo Ciudad Dormitorio, sostiene el hilo de la trama. El humor, la ironía y la existencia de un territorio está situado en introspección, éxtasis o deleite en todo el libro. Una literatura profundamente conurbana. Pues se abre el libro con otros relatos que confluyen distintas campos dentro del conurbano, esferas que se entrecruzan y amalgaman, historias que mutuamente se desplazan desde un estudio de radio hasta llegar a un “Festipunk”, desde el almacén hasta disturbios con una patrulla, desde una bailanta como Diversión hasta una oficina administrativa, todo sucede en Ciudad Dormitorio, y aún más. Títulos de capítulos que sobresalen como “Skatepark”, “Review”, “Cabeza de Jabalí” y “Cortar el pasto”. “Corte Eminem” entrecruza existencialismo; en “Cementerio” se realza un partido de fútbol entre “Berazategui que le tiene que ganar sí o sí a Midland para no entrar en la zona de descenso” y se sitúan sobre la avenida “Lamadrid, donde termina Quilmes y empieza Bernal.” En “El zorro del desierto” un personaje pedante llama sin respuestas, amorosa y desquiciadamente. En “Un faro en el fin del mundo” nuevamente la reflexividad. En otro título se menciona a “Florencio Varela, la pelea de fondo era de Fernando Saucedo”.  

Damián Snitifker observa, describe, intensifica, extrae al máximo el potencial de sus personajes y sus perfiles, expone a la luz la realidad entroncada del conurba. Ciudad Dormitorio se desplaza en toda calle, tierras habituales en el registro literario de Damián que son evocadas. El imaginario se vuelve real pues el hilo de la novela se basa en un secreto intrigante que recorre gran parte del libro, uno de los típicos mitos que se cuecen al ritmo de repeticiones y agregados: es acerca de Nito Mestre que en los noventa vendía shows para cumpleaños de quince, casamientos, y eventos de ese tipo, como si fuera un doble de sí mismo (sí, el guitarrista de Sui Generis). Tanto sea por la forma, por los métodos y por la cierna el centro está puesto en la música que es el leitmotiv de todo el libro.     

Ya sea de manera certera, ya sea de manera discreta, a lo que cada une en algún momento sintió, experimento, vivió o escucho rebozar, la fortaleza de Snitifker, es darnos la voluntad de ser partícipes nunca sólo de relatos sino más bien -y en buena hora- hacer posible algo más valedero y genuino: no ser indiferente ante el lugar, que es dormitorio, lugar de descanso para continuar con el yugo de la vida cotidiana, sí, pero visiblemente nuestra, nuestra existencia, nuestra finitud, nuestros deleites, soledades y pasatiempos: dentro del conurbano.

Ficha Técnica

• Ciudad Dormitorio
• Damián Snitifker
• Editorial Crack-Up 
• ISBN 9789872869786
• Año 2020 
• 170 Páginas

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