Elías Santis traza acuarela, remoja en agua sus pinceles y contesta las preguntas con una voz serena y segura. Esta entrevista fue hecha al ardor del movimiento, en su agenda ajetreada a contra mano. El recorrido de sus pensamientos son como sus pinturas: transparentes a veces y con mucha agitación en otras.
Por Sanderico
Elías Santis pinta con una serenidad implacable: las imágenes, los cuerpos, la floración, los animales, la dimensión de los colores brillosos tan vividos –y no tan mágicos como suele clasificársele. Sus elementos para las pinturas son hojas, murales, tablas, maderas u otra apoyadura, y por sobre todo, acontece la fijación de los elementos coloridos.
De tal manera, Santis observa la vida sin corte, ve más allá. Se está perplejo ante sus pinturas, el cuadro y su obrar. “Nace de una observación constante”, dice, y conforma así para el público un realismo mágico, aunque en el fondo no sea así. En un sentido profundo es “una ofrenda”, pero también siembra, cultiva o nutre de arte la existencia y la vida misma. Radicalidad absoluta en la vocación artística.
Esta entrevista es casi como si alguien se metiera en su hogar o, mejor dicho, su laboratorio. No es un dato menor decir que es un artista prolífico. Nacido en Buenos Aires en 1980, desde sus constantes talleres y sus participaciones de serie de pinturas en este mes en Berlín, el transcurso de esta charla ocurre desde Santiago de Chile.
La Linterna: Hay algunas pinturas de tu repertorio que son asombro y fascinación pero sin tu cuerpo, y otras sencillez y simpleza, pero con tu cuerpo. Si es que la pintura puede comunicar, ¿qué comunican tus cuadros? ¿Hay otras revelaciones?
Elías Santis: Son encuentros más que comunicación. No hay un lugar estático. Ya sea en la pintura o cualquier otra expresión plástica en general nace de una observación constante, de la relación con el mundo, encuentros que son chispazos. No busco imágenes sino que me las encuentro y en esa fuerza de voluntad por manifestar la pulsión en el mundo llevo a cabo una manifestación diferente. Como conversamos muchas veces con colegas, el arte transforma la realidad, incluso la realidad tiende a imitar al arte. Intento que mi trabajo algo tome relación, aunque no pueda llegar a terminar a decir lo que estoy diciendo, en un intento por decir algo. Quizá sea imposible de decir, de comunicar, hay ciertas brumas, ciertos destellos de luz, colores que son un poco sutiles, porque esa verdad no alcanza a ser dicha por mí, por mi condición humana básicamente, pero está la flecha indiciando la dirección.
LL: ¿Hay secretos o recetas o simplemente técnica, disciplina y método? Tus influencias, lecturas de la vida, esas iluminaciones en tus pinturas, ¿de dónde provienen?
ES: Bueno, no le llamaría simplemente técnica o disciplina. Llegar a tener disciplina es un asunto complejo e importante, incluso transformador. Puede ser que el mensaje que cada cual quiera dar madure pero la disciplina es fundamental para combatir la distracción y la pereza que nos ofrece el mundo actual. Un secreto… sí que hay: el secreto. Últimamente concibo el arte como una ofrenda para lo que está más allá del mundo y cada uno está conectado con esa parte, seamos conscientes o no; trato de encauzar mi voluntad con trabajo en esa dirección, ese es uno de los secretos, ¿se entiende?
LL: … (silencio).
ES: Que uno de mis secretos es ofrecer mi trabajo a Dios. Me parece interesante la palabra misterio. Porque intento que se haga con mi trabajo algo en relación, que es no poder llegar a terminar todo.
En mis influencias acudo a libros, a santos y sabios de nuestra historia, por ejemplo: Confucio, Lao Tse, el I Ching. Los consulto no tanto como oráculo sino como libros de lectura. También siento mucha afinidad por el mensaje de Cristo. Leer el apocalipsis, la poesía en general. Este tipo de literatura no implica estar ajeno a los sucesos del mundo. Me interesa tanto la filosofía contemporánea como las lecturas de la situación actual del mundo.
Me es complejo poder definir un mensaje o una línea de lo que hago, en cuanto a la técnica y a lo práctico me sirvió hacer series. Las series abren un baúl o una ventana. El baúl va hacia adentro y la ventana hacia afuera, pero se abre un espacio y ahí me encuentro con situaciones con las cuales puedo comunicar, que es diferente al proceso de hacer una obra e ir saltando en obra en obra: a través de las series, mediante reflexiones, se puede llegar a observar, a construir o vislumbrar qué comunicar, más de lo que yo quiera.
Hace tiempo escuchaba a Rodrigo Cañete en un podcast, Cañete es polémico, muy despreciado por ser políticamente incorrecto. Me quedó algo de él, que si bien hay una posición de que el artista se mantenga al margen de la obra para que el mensaje sea más “puro” -si es que existe algo así- él mencionaba que está bueno poner el cuerpo, es una forma de sacrificarse y restarse importancia, ser herramienta, no siempre estar detrás escondido, sino dejarse ver y compartir ese aspecto más humano y también no humano que tiene el ser.
LL: Por otro lado vemos que lo que es negativo en esta realidad revelada -porque hay revueltas, remolinos, presiones sociales, conflicto y crisis- es muy profundo. Tus pinturas Manos libres, Mio Cid, Seis arcos y una cabeza, Clima de época, El lector, Colos, dicen mucho en ese sentido. ¿Cómo trabajás la catarsis?
ES: Esos trabajo son un poco fruto de involucrarme emocionalmente con el caos y la superficie del mundo. El caos tiene sus causas de mucho tiempo atrás y de la que todos formamos parte, no es algo que me sea ajeno. Esos trabajos tienen una energía de crítica y de catarsis acerca de la realidad, de un ser que padece los sucesos contemporáneos, posmodernos, y se siente impotente por no saber cómo resolver y transformar el mundo. Cosa que para el individuo es posible e imposible a la vez. Entonces toda esa energía crítica se complementa con su opuesto porque estimula a este ser que puedo ser yo o cualquiera que se conecte con esos trabajos a remar por esos lados. Los elementos positivos y negativos es en sentido de complementariedad: un caos y su estructura y un caos desestructurado y una estructura de la belleza, luchan entre sí y se complementan hasta que madure la obra, que nunca deja de ser una pintura o un dibujo, cada uno le da la dimensión que quiera darle según su mirada y con la conexión con su trabajo.
LL: ¿Qué referencias actuales encontrás en otrxs trabajadores de la cultura, que aprecias y admiras su trabajo y quisieras mencionar?
ES: Aprecio a mucho a otros artistas, veo muchas cosas, voy a ver exposiciones. Y a veces, suelo cultivar cierta amistad con artistas que me gustan. Hernán Paganini es argentino, vive en Estados Unidos ahora; de Chile Vicente Mate. También muchos músicos: la dimensión musical es muy rica y profunda, no sé si tendrá que ver con el despertar las almas o en su poética. Quizá es medio retrogrado pensar que los países tienen sus energías pero estoy trabajando en un proyecto de cartografía fantástica, dándole dimensión a ciertos mapas, lugares que son más familiares a nosotros por nuestra cultura latinoamericana e incluso occidental. Los lugares tienen su espíritu diferente al de otros lugares, y al entrar allí uno se va empapando de ese espíritu y su propia espiritualidad.
Valoro mucho el hecho de la sinceridad, porque también es un lugar al que apunto llegar, a la espontaneidad de la expresión. Entonces cuando algunos trabajos me inspiran eso, lo valoro mucho. Hoy hay muchos podcasts y hay personas que son artistas del habla, pueden ir llevándote al lugar, incluso metiéndose en la cultura de la superficie, de la contingencia social, de criticar la cultura de masas, de lo que sucede con el ser humano por haberse alejado de la propia verdad con mayúscula, de la propia esencia.
LL: El arte en su vínculo con en el entramado social, ¿tiene un compromiso en ese sentido? ¿Hay una posición humanista entre tus pinturas, tu arte y lo que brindas socialmente? ¿Qué valores sentís que se pretende en el arte o te parecen interesantes?
ES: Creo que es una crisis humanitaria y espiritual, estamos un poco desnutridos en ese sentido, el arte tiene algo del nutrir, podría tener la razón de ser un medio o una excusa. Por ejemplo el tener esta charla y decir que el espíritu necesita ser cultivado y nutrido.
Hace tiempo realicé -y sigo realizando- talleres y clínicas de obras presenciales y virtuales. Lo interesante de ser virtual es que puedo invitar a artistas y colegas de otras latitudes para charlar con quienes hacemos los talleres. Hace poco charlamos con Hernán Paganini y creo que es para conversar, reflexionar y ponernos en acción. Claro que puede surgir una obra que te diga qué pensar, cómo pensar e incluso a quién votar cuando está financiada por intereses políticos que vi mucho en Argentina. Por otro lado hay mucho arte que no, en el caso de ciertas pinturas de China, ciertos paisajes reflejan el paisaje interno del pintor, y a su vez el pintor representa el paisaje interno y la muestra de lo que vive. Quizás haya ahí un sentido, de hacer una muestra del paisaje y lugar en el que vivimos, el arte como medio de comunicarme para la unión.
Puede que el artista tenga un compromiso con el arte y eso hace que lo lleve a otras esferas de la vida -no solo a una obra concreta de un proceso creativo- si no que esté constantemente haciendo esa ofrenda a la vida, que realmente no es tan fácil de conseguir en una vida humana como la nuestra que tenemos, con conciencia, con libertad de decisiones y con la capacidad de transformar el mundo. No hay una sola forma de ver y hacer arte en nuestros tiempos.
Una vez leí una frase de algún italiano sobre que “los investigadores del arte tienden a historizar la obra de arte pero la verdadera obra de arte trasciende todo tipo de tiempo e historia”. No hay una sola manera de hacer, porque sería aburrido que todos hagan lo mismo. Esa crítica que cierta obra o movimiento hoy similar a la propaganda sirve de estímulo para ser más claro en remar hacia la dirección contraria, a otro lugar, Veo el arte propagandístico y tengo que ir del otro lado, ser más claro, y más sincero con mi visión -que es la de muchos otros. Igual, esa otra orilla tiene su sentido, es todo una misma pieza.
Me gusta que el proceso sea más simple, mis hijos me han recordado el hecho de crear espontáneamente sin tantas grandilocuencias, y creo que las cosas suceden así, sin tanta pomposidad y enredos, como es la cultura posmoderna. Lo que estoy haciendo ahora me encanta, se llama “Ángel de vacaciones” y trato de hacer de mis trabajos humildemente mi ofrenda.
LL. ¿Alguna pintura que ha tocado más que otra? ¿Qué proyectos a futuro, cuadros e ideas quisieras trasmitir? ¿En qué zonas de experimentación te encontrás o te gustaría realizar?
ES: Estoy muy pronto a abrir un podcast que se llamará “clima de época”, que es de conversaciones que tengo mientras pinto y converso con amigxs mientras trabajamos y estará pronto a salir. Sacarlo con los recursos que tengo a mano, y que se vaya gestando desde donde sea que lo escuchen. Y estoy trabajando en muchas series, espero poder mostrarlo. Hace tiempo no hago una exposición en Argentina, me llena de luz estar allá, con mis amigos y familia. También comencé a trabajar en un taller de madera, creando y aprendiendo desde la inexperiencia. Otra cosa es que estoy realizando son murales para probar cosas diferentes, y que son manifestaciones del mundo fenoménico, mensajes de una misma flecha.
LL: En tu laboratorio/ hogar, ¿cómo acomodas los espacios de tu oficio?
ES: Bueno, pinto parado y me muevo mucho, rara vez estoy sentado, necesito que esté todo muy ordenado y después desordenar todo para poder volver a ordenar, ordena las cosas por sus formas geométricas y sus colores, limpio todo antes de empezar, ordeno mucho antes de empezar, y después desordeno hasta hacerlo inviable y después comienzo a ordenar.
El proceso de pintura parece al revés, empiezo de un caos incomprensible muy espontaneo y de manchas, y después doy figura, orden y estructura. Pero en principio comienza el caos, y después con una conciencia más personal.
LL: ¿Crees que hay algo terapéutico en tus obras?
ES: Me alejo de eso en cuanto a mi trabajo, una obra puede ser parte de un contexto, porque puede ser el agua que riegue la semilla y da el caso de que por ahí la semilla está desequilibrada por ahí se esparce más. El corazón es un proyector de imágenes en el que pongo en foco la realidad. No sé qué verá cada uno, y qué semilla activará el trabajo mío o el de otrxs. No sé si alguna pintura mía me sanó, sé que me da fe. Aspirar a que mi trabajo inspire a otras personas ya creo que es una meta bastante alta y ojalá suceda.
Elías Santis está abriendo un taller de LABORATORIO DE DIBUJO Online
Info en: eliassantis@gmail.com
Sus trabajos se pueden ver en: eliassantis.net