El pasado domingo fuimos parte de la Jornada política y cultural “A 20 años del 2001: seguimos en las calles”. En este nuevo aniversario de uno de los hechos más significativos de la historia contemporánea, creemos importante dar testimonio de nuestro tiempo
Hubo un tiempo en que los proyectos políticos eran acompañados por un brazo cultural. Un despliegue artístico que incluía prensa, plástica, teatro y demás expresiones. De esas enseñanzas queda una base sólida construida en redes de solidaridad, empatía y resistencia. Y aunque no siempre los proyectos políticos de liberación incluyen un reaseguro de victoria, Latinoamérica está plagada de ejemplos, lo que no quiere decir que haya que callar para siempre.
Las expresiones desde el margen surgen contra la imposición sistémica, contra lo establecido y contra los dictámenes del mercado. Desde el margen y aún en los peores momentos, surge el arte. No para romantizar la opresión.
El domingo pasado estuvimos en medio de un mar de contracultura con grupos que de la política hacen una herramienta de cambio social. En los términos y condiciones posibles, las herramientas se multiplican.
El evento giró en torno a diez Conversatorios de intercambio político e histórico: Movimiento Piquetero, DDHH, Arte y Cultura, FMI en América Latina, Movimiento Obrero y fábricas recuperadas, Feminismos, Lucha anti extractivista, Bachilleratos Populares, Tierra y Vivienda y Medios Alternativos. Como nos percibimos un medio autogestivo, participamos de este último taller.
Además, se desarrollaron intervenciones artístico-culturales, feria de libros y un festival que continuó hasta pasadas las 22 horas y culminó con una quema de los números 2001 hechos en madera durante la Jornada.
En el ámbito cultural, la reconstrucción sistémica luego de la crisis del 19 y 20 y la masacre de Cromañón, fue seguida de una nueva escena oficial y una nueva escena alternativa. De casi ninguna de las dos formaron parte artistas del conurbano profundo. Ese margen poco explorado pero amplio y rico en recursos creativos fue desarrollando festivales y encuentros artísticos en casas, galpones recuperados y algún que otro centro cultural. Como las organizaciones sociales y políticas que fueron creciendo y desarrollándose al margen de movimientismo oficial, aprendiendo de errores y juntándose más seguido con sus pares, ni más ni menos.
La resistencia al neoliberalismo que cerró una etapa entre diciembre de 2001 y mayo de 2003 fue extenuante y resultó una gran pérdida en políticas sociales, económicas y culturales. Pero como bien se dijo en el Conversatorio, representó un piso sobre el cual montar cualquier otro proyecto, de resistencia o de avanzada. Crear redes, estar con la escucha atenta para quien lo necesite, es esencial para un medio alternativo. Tan esencial como cambiar las cosas, todas y de una vez.
Ph: Arania con Cámara
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