Entrevista a Alma Estrella
El sashiko* y la creación dedicada
Alma Estrella obnubila con sus trabajos la atmosfera del presente, revela las condiciones exiguas de mundos imaginados y aventura el paisaje unitivo para la creación dedicada. Enigmática, en su mano se traza el mapa de su proceso con el Sashiko: experiencias, sensaciones, gatos, azules, Japón y bordados en movimiento.
Por Sanderico
*Sashiko (刺し⼦) en japonés significa “pequeñas puntadas” y es una forma de costura de refuerzo de indumentarias de trabajo que comenzó en Japón en la Edad Media por necesidad y con el tiempo se volvió una forma de bordado decorativo.
La base espiritual y material es un torbellino creativo que ocupa el espacio entero de su cosmovisión. Alma Estrella es una artista integral (costurera de sashiko, bordadora, ilustradora, escribiente, performer), con una fuerza arrolladora y una capacidad deslumbrante. Brilla y extrae lo mejor de la antigüedad y crea continuamente en lo mejor de nuestra época. Es difícil verla quieta, a su vez, maneja sutilmente una intuición maravillosa y meditativa: bordados que son piezas naturales, performances a la vista del ingenio espontáneo, textos e ideas altamente poéticas, imaginación creadora en su Japón singular y los gatos rozando los límites de los colores azules y sus infinitos matices.
LL: ¿Por qué el nombre Alma Estrella? ¿Son dos fuerzas? Es muy lindo ese nombre artístico, como si tuvieran mucho apoyo también, ¿hubo detrás una iniciación en ese nombre? Ya arrancamos difundiendo secretos…
AE: “Decepcionar es un placer” le contestó una vez Deleuze a un crítico cuando salió El Anti Edipo, y yo contesto que Alma es mi nombre, como eligió mi papá y Estrella es mi apellido y así figura en mi DNI. Claro que son dos fuerzas, y así fui bautizada. Así que para qué buscar un nombre artístico, teniendo éstos!! En cuanto a la iniciación… tal vez la vida sea una constante iniciación cada día, así me gusta pensarlo, y creo que eso está en mi trabajo, al menos hay una voluntad o aspiración de querer iniciarme cada vez, con cada una de las cosas que hago.
LL: Vemos algo muy genuino en todo lo que haces, hay mucha fuerza y mística. ¿Cómo nace el arte en sentido general en tu vida, pero particularmente tus trabajos en el bordado? Particularmente el interés en el bordado y por qué no en otra cosa…
AE: Voy a darte una respuesta muy simple, una anécdota, una vez estaba navegando por internet y me apareció una foto de un bordado sashiko, que es esta técnica que me interesa investigar y desarrollar, que es en verdad una técnica de remiendos muy antigua que se desarrolló en la zona rural de Japón en la Edad Media. Me fascinó tanto que la quise copiar, así que agarré una tela, la dibujé e imité cada puntada y desde ese día en adelante no pude parar más de hacerlo y luego pude recordar que yo ya dibujaba así, con esas líneas entrecortadas parecidas a pespuntes, que siempre dibujé y siempre escribí, desde chica. Y aunque me dediqué a otras cosas profesional y laboralmente, el arte tenía un lugar importante en mi vida interior, y cuando empecé a dibujar empezó a ocupar un lugar importante en la vida exterior también. ¿Por qué en particular me interesé por el bordado, más bien la costura? Tengo una hipótesis y es muy personal, la costura está en el inicio de mi vida ya que yo nací con una enfermedad del corazón y me operaron y me cosieron y vi todo el tiempo eso en mi pecho, tengo el vínculo muy carnal con el coser. Y acá estoy, cosiendo telas, a veces palabras, a veces cosiendo videos, vivo cosiendo.
LL: El tema del color, hay una teoría de Goethe de los colores. ¿Pensás en los colores? El Azul, en tus obras, parecería ser siempre que está presente y, quizá, el blanco o lo transparente, no así otros colores; es el que más presencia tiene. ¿En qué se basa eso?
AE: Goethe escribió el mismo año el Fausto y La Teoría de los colores, tengo una deuda con esa lectura, pero sí sé que en esa obra lo que hace es acercar la psicología al color, una gran innovación para la época, por la que fue muy criticado. Hasta donde sé, lo que hace Goethe es introducir la idea de que los colores están compuestos por oscuridad, de modo que el azul tiene un principio de oscuridad en sí mismo. Eso conecta con que, para mí, y para resumirlo: el azul es un misterio más que un color. Hay una razón por la cual me acerco a esa paleta, que me parece inmensa e inabarcable, y tiene que ver con que los trajes que los japoneses se remendaban estaban teñidos por un tinte natural, Indigofera tinctoria, algo que nosotros conocemos como añil, que es un tinte derivado de una planta que crece en la región de donde son originarios esos textiles y se le adjudican propiedades como ignífugas, antibacterianas, etc. Era lo que había. Esa tintura índigo no sólo varía los espectros de azul, de acuerdo a la cantidad de sumergidas que tenga la tela en el líquido en el que se la tiñe, sino que también con el uso empieza a modificarse el índigo, el azul. Lo interesante es que cuando pasa el tiempo, el índigo empieza a ser muy bello, va adquiriendo tonalidades insospechadas. Entonces, el sashiko está ligado a ese color porque nació sobre esas telas, por eso digo que hay una razón histórica y material por la cual indago esa paleta. Aunque también por algo personal ya que está presente en dos infinitos e inabarcables como son el mar y el cielo. Te podría hablar mucho tiempo del azul porque para mí es un corazón de mi trabajo, pero en principio estoy interesada en indagar el alto contraste por eso trabajo con el negro u otros colores que hagan contraste con el hilo que hace el dibujo, y ese hilo generalmente es blanco o crudo. Siempre me resultó curioso que el blanco, si mirás el circulo cromático, es el que más cerca está del azul, entonces hay algo ahí, que no sé explicártelo porque se va develando y oscureciendo al mismo tiempo, y eso es muy excitante para mí en este proceso de trabajo.
LL: ¿Por qué los gatos? Hay también presencia infranqueable de los gatos…. ¿por qué?
AE: Los admiro, si pudiera tener una existencia animal no humana me gustaría que fuese felina, porque tienen muchas capacidades, condiciones, características que me despiertan admiración, además son animales lunares, siento que me conectan con este gran regente: la luna. Vivo con tres, son grandes compañeros y creo que ellos ven donde yo no puedo, que de algún modo están siempre armando un cerco de protección e inocencia y magia alrededor mío, y eso es una gran riqueza. Son misteriosos, difíciles de dominar, hacen lo que quieren y a mí ese capricho me fascina; son silenciosos, sigilosos, se mueven con gracia, con elegancia, saben ser majestuosos y saben ser unos cachorritos llenos de ternura y son creativos cuando juegan y quieren expresarse ante nosotros. El mundo animal me atrae en general, pero ellos son la belleza cercana posible y disfrutable en el cotidiano, porque son los que más conozco, dormimos comemos, estamos juntos siempre, me siento un poco felina también. Y tal vez por eso, funcionan como un alter-ego en mis obras.
LL: También está la Psicología y Japón en tu universo. Indagando en esos dos mundos, uno, más psíquico, es todo lo que traza tu alma, y el otro, con más presencia en lo espiritual que no abandona jamás la disciplina, la meditación centrada y la práctica. ¿Cómo conviven esos dos mundos en tu vida?
AE: Esta pregunta me produce un poco de desconcierto y creo que por eso mismo está bueno ensayar una respuesta. En principio no encuentro esa separación entre los mundos de la Psicología y el Japón, yo vivo estas experiencias como algo integrado en mi vida, la Psicología es mi profesión de base y recuerdo que cuando la estudiaba y mientras la ejercí, Japón ya era un amor en cuanto a la cultura, en cuanto a un aspecto espiritual y estético, y ahora me siento más cerca de eso, porque se invirtió la cantidad de horas que le dedico a cada cosa, y vivo más adentro de las artes meditativas que de la experiencia mental de la psicología. Me parece que si vamos a la obra y a lo que realizo, ambas cosas están de la mano, no las vivo como algo separado: en lo que hago hay una búsqueda que es espiritual, estética, anímica, y también hay muchos pensamientos y reflexiones, hay una actividad intelectual, conceptos, a veces más, a veces menos, pero todo el tiempo están como entrelazándose, como en una trama, todo hace la relación.
Y en cuanto a la disciplina y la práctica, las percibo como experiencias psíquicas, creo que me hacen crecer emocionalmente y psíquicamente el tener estas prácticas de arte meditativo y a la vez de creación y de aceptación de lo que la vida trae, ¿no? Con ganas y con capacidad de maravillarse.
LL: ¿Y en qué crees que hay en tu forma de expresar, escribir, trabajar con el arte, un proceso de lo lúdico? Se percibe mucho de eso…
Hablar del proceso creativo es como hablar de un horno o de un corazón que es lo que mueve todo (o lo que provoca la combustión). Para mí es fundamental el proceso porque lo vivo como una aventura, y una aventura está llena de elementos vitales que tienen que ver con probar, experimentar, jugar, dejarse sorprender por resultados que no podías prever. En un punto, eso es una forma de vida y se traslada a mi método de trabajo.
Creo que lo lúdico es una llave total para crear. Pienso en Roger Caillois, él sintetizó aspectos del juego que, si los extrapolo a mis procesos, tienen todo que ver… Él decía que si hay juego hay libertad, hay un espacio y un tiempo separados de la vida corriente, un lugar en la fantasía y en lo improductivo, la incertidumbre, la necesidad de inventar… y algo tan simple como que el fin del juego es el juego en sí mismo. Claro que acercarse al arte no es sólo ponerse a jugar, pero esa disposición puede nutrir mucho el proceso.
Todo el tiempo estamos atravesados por experiencias estéticas, enigmáticas que conectan con lo misterioso o incomprensible en su totalidad o imperceptible y seguir esos parpadeos es de alguna manera intentar conectar con una espiral, con algo que está mutando y te hace mutar a vos. La actividad creadora implicará siempre inventar una búsqueda, y tal vez eso sea lo más vital, lo que haga que todo lo que interese sea lo que estás haciendo en el momento en que lo estás haciendo.
LL: ¿Qué quisieras lograr con tu trabajo?
AE: Una aspiración que tengo desde el primer momento que empecé a hacer sashiko y supe que era algo muy antiguo, es traerlo a las condiciones del presente: acercar estos dos tiempos, por un lado el momento medieval con su técnica manual, totalmente analógica y aprendiéndola tal como se la hacía en aquella época, pero también haciendo participar en el proceso las herramientas digitales contemporáneas y eso es un objetivo muy fuerte de mi trabajo, porque siento que si hay algo que quiero hacer con el sashiko no tiene que ver con rescatar una tradición, pues hay mucha gente que lo hace y es muy valioso, sino con inventar una memoria singular para este arte, y esa invención es afectiva y a distancia en el tiempo y geográficamente. Creo que mi proceso es unir estos dos momentos y estos dos mundos y estas dos condiciones de producción.
Ph de Portada: Patricia Ikeda, vestuario Japonique (São Paulo).
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