Monte – El escándalo del trueno (EP, 2023)
En el camino del stoner, coqueteando con el sinfónico y el garaje, Monte presenta su debut, El escándalo del trueno. Una vuelta a las raíces de todo
A principios de año, cuando el staff de La Linterna se escudaba de las olas del calor, apareció un disco crudo y sólido. La banda es Monte, oriunda del conurbano Sur, y lleva consigo una clara misión: el retorno a los sonidos básicos.
Al decir de sus propias clasificaciones, Monte son “dos hermanos en resquemor, un desconocido del extranjero, un prestidigitador del caos y un perfeccionista“. Hernán Silva en voces, Facundo Silva en batería, piano y teclas, José Vera en el bajo, mientras que de las guitarras se hacen cargo Carlos Bentrón y Matías Burgos.
El trabajo comienza con “Flor del lodo”. Sonido guitarrero y pegadizo, tintes del oscuro ochentismo local y foráneo. Las primeras señales aparecen allí, intenciones de llevar la melodía hacia un lugar poco actual. El rock en sus versiones guitarreras: garaje, el power y hasta por momentos el hard. “Muere antes de morir/renace en la flor del lodo”, repite Hernán una y otra vez en el coro. Muerte, renacimiento y crecimiento. Y el lodo siempre presente como un elemento de la composición. Como en las calles conurbanas, flores que crecen a pesar y a propósito del lodo mismo.
“Arte” aparece para darle continuidad sonora al material. Y es también una conexión con el último trabajo de estudio de BB Estás Muerto (Miss Ego). Se trata de una pieza con una preocupación por ubicar cada golpe, cada rasgueo de guitarra y cada entonación en el lugar preciso. El efecto buscado se completa en la escucha, es decir, como todo arte, busca cerrar el concepto en la recepción.
En esencia, Monte es una banda de bandas. En un rápido repaso encontramos a BB Estas Muerto, AmenSur, Unión Soviética y varios proyectos solistas. Hay una circularidad allí. Microclima que construye un ecosistema propiamente dicho. La pretensión de llegar a un sonido crudo a la vez que espeso y contundente, se logra por momentos. En otros se pierde en espacios intermedios. Sin definición ni anclaje, pero no por eso menos interesantes. Heterodoxia y lugares ya casi no explorados, como el stoner o el rock tradicional con tintes sinfónicos. Si queda algo por describir, un show en vivo de Monte resuelve la incógnita.
En tercer lugar, “Rio de sangre” pone las cosas densas e intensas. Tal vez sea el track que mejor refleja a la banda en vivo. Con Carlos Bentrón y Matías Burgos al frente de esas guitarras crudas y potentes; plagadas de arreglos que actualizan el rock sinfónico.
“Marea” es una canción lenta, potente y épica. Climas que transportan a noches frente a ríos, cualquiera de los mil ríos que componen un mar. Una versión intimista, que busca activar la lucha, “En esta marea, en esta morada, en este lugar nunca más estaremos solos/ cuándo será el día que la justicia se haga”, recita Hernán y parece elevar la plegaria a quien quiera sumarse.
“Principio” retoma la senda de la canción, pero con una vuelta de rosca: cortes, puentes, pausas y a empezar de nuevo con las guitarras comandando la asonada.
Cierra el EP la propia “El escándalo del trueno”. Otra balada, que se va construyendo a partir de la dupla guitarra + teclado como cortina. Cuando el bajo y batería aparecen, ya está compuesta la pieza. Las voces de Hernán Federico cantan, susurran y recitan.
La ficha técnica es una representación de esa búsqueda por integrar el ecosistema con lo mejor que se encuentre. El escándalo del trueno es un EP lanzado por Fuego Amigo Discos y cuenta con un equipo de trabajo de excelencia: desde la dupla Marco Bailo y Daniel Ovie en los estudios y mastering, hasta el arte de tapa realizado por Magali Martínez, y el diseño gráfico a cargo de Iván Bogado.
El trabajo de las bases es logrado desde el punto que los arreglos se sostienen en la dupla que arman la batería precisa de Facundo y el bajo categórico de José. Las guitarras por momentos se suscriben a la canción, por otros, el protagonismo de las seis cuerdas recuerda que la música rock no se puede concebir sin un punteo y sin un pedal de distorsión extrema. Las voces tienen un trabajo paradójicamente especial. Aunque sea la época de cajas de voces y octavadores, Monte apuesta por el eco y coros como toda arma de persuasión masiva. Si podrán o no, depende de muchos factores más.
Y es que se trata de una propuesta que intenta volver a las raíces, aun cuando incontables artistas actuales prefieren la edificación del sonido a partir de loops y pistas diseñadas con placa de audio. No llega a ser demodé. De hecho, tampoco es el típico sonido garaje-retro que alimenta los momentos iniciáticos de cualquier banda. Pero hay una vuelta a las bases de todo. Una pretensión por momentos resuelta, aunque por otra falta la complementariedad del vivo.
En el camino del stoner, coqueteando con el sinfónico y garaje, el material de Monte puede ser el principio, más bien el retorno, del rock potente y guitarrero a los escenarios del margen.
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