¡Amor fati & emuná!

Entre el recuerdo de ensueños de David Viñas, espero una frase que me haga vivir. Es un día lindo, que es como decir, un día para lavar las culpas con un Amargo Obrero o tomando café o mate o acariciar a una abejita.

Por Rita Crass


“No me gusta…Me calienta” dijo de desconche David Viñas en una frase que parecería siempre tirarnos de la oreja. Remover. Despertar. Siempre un tocarte la oreja o el cul*. Soñé con David Viñas de joven hace poco, su cuerpo. La pareja de Viñas, Adelaida Gigli se desnudaba en pleno embarazo frente a él, y hacían recitado en compañía del movimiento de liberación sexual de aquellas épocas. La mujer, Adelaida, nació y murió en Italia trabajando con las manos, abandonado toda la mierda textual. Por la dictadura genocida, se alejó del dolor y volvió a su tierra sin David y sentenció la frase punzante “Ningún torturador tendrá mi boca”.  La gran pareja de retórica y de grandes sacudidas. Muertes y política. Fuerza y estética. ¿Hoy habrá esperanza de algo así? Ya nadie tiene frases que remuevan el espíritu y sus enigmas. Así arranqué la mañana, saliendo, ya sabiendo que el día entero será de saco primaveral. Habrá crónica y encuesta acerca del panorama económico. Repito: espero una frase que me haga vivir. Es un día lindo, que es como decir, un día para lavar las culpas con un Amargo Obrero o tomando café o mate o acariciar a una abejita. 

Las mejores cosas de la vida son simples. Espero lo simple. En compañía. Lo simple como colectivo. Como seres sociales. ¿Habrá esperanza?. Pienso que lo que se está perdiendo es el amor fati. La aceptación completa de la responsabilidad de vivir en el presente frente a las balas se está perdiendo a su vez, o algo peor: el trabajo colectivo, las personas cada vez miran menos a lo colectivo, no creen en nada. Menos en la ciudad. Así como “Cuando el hombre construyó la ciudad quisó construir la jaula para encerrar a sus semejantes?”. Esas frases. O amor fati. Destrucción de la jaula interior con la aceptación del eterno presente. Más tarde hablaré de la confianza. La palabra hebrea Emuná. 

Estoy en Chacarita, cronisteando. Chacarita es mi nuevo Once, donde me mandan a buscar testimonios, pero me voy a mover en el subte H. Me toca encuestar, saber si la gente siente esperanza. Me hacen preguntas acerca de la economía y la esperanza. Parece a propósito: siempre dije que la gente no cree en nadie y que no da pelota a nada. Nunca. No me equivoco.

Una doña dice que no hay esperanza y que está todo mal y yo la miro diciendo interiormente:

Dale con la lata señora. Pónganse a luchar en contra de usted misma. Viva. Viva el amor fati como si fuera la última gota de rocío existencial. 

Lxs místicxs del judaísmo utilizaban el concepto de emuná, que significa confianza. Sabían que la esperanza era emuná, es la certeza ciega interna que todo ser humano porta para embates del día. 

Yo sé que todo es una mierda. Decirlo es necesario. Pero, doña, no me la baje hoy, no me la baje. Amor fati & emuná. 

Siempre hay confianza más no sabemos si hay esperanza. Si hay fuerza interna. Confianza en el sí-mismo. Para no marchitar.

¿No sería amor fati y emuná una buena marca de cigarrillos o un buen nombre para un juguete sexual?


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