Todas iguales menos las flores

Tengo muchas cosas para decir hoy, tantas que quizás lo mejor es poner una bomba. Una bomba de amor. Y pienso en las frases trilladas, soy también eso.

Por Rita Crass


Tengo muchas cosas para decir hoy, tantas que quizás lo mejor es poner una bomba. Una bomba de amor. La vida es así, señora. Se va la gente que amás de un día para el otro y despierta la sombra de otro amor, tal vez del otro lado del surco o del mundo. En un país de lengua árabe, en período de guerras, un musulmán le lleva -día tras día- comida a un tigre ciego para que sobreviva frente a las bombas, bombas que rompieron el put* zoológico. 

¿Por qué hacía eso? ¿No tenía miedo?  

Bombas de amor. 

Señora, usted que piensa, y por ahí, una poesía de Lucila Simari Negri  dice: 

“El conurbano es una mujer triste

que crece acostada sobre la tierra

Es hileritas de tanques de agua y postes de luz

todos iguales

todos hirviendo

todos esperando” 

Se olvidó de decir: “todos iguales”. Usted, señora, sabe que “todos los hombres son iguales”, y obvio que sí, lo son. Pero le digo algo estúpidamente a la inversa: todas las mujeres también. 

Y la opinión, la generalización, el binomio estereotipado cis, y el sentido común existen.

Todas iguales. Afiladitas. Preparadas para el asunto del nunca boicot. Marcando un paso firme sin mostrar error. La duda es antifascista. Las todas iguales nunca dudan. 

La poesía no es de ellas. Y Arjona no es Arjuna. Arjona escribe una canción de mierda y nos hace sufrir a todxs. Arjuna es  personaje central del Bhagavad-gītā. El falso aliade tiene mucho de Arjona y poco de Arjuna. 

No decide sobre su destino, 

No sabe lo pesado y lata que es,

No intenta dejar de intervenir o dar consejos inútiles que nadie pide.

En un minuto de descanso, una mujer puede ser igual, igual a todas. Todas iguales. Digo que puede sostener un cargo sin criticar la explotación colectiva, o construir un palacio de rimas sin encanto. 

“Yo”, en cambio, no me reconozco en ninguna categoría. Solo en la de aventurera. ¿Tendría que ser igual? llevar un cuaderno con las crónicas que hago. Preparar la cama para algún alfa-luchón, rastrillar las partes del baño que quedaron con mierd*. Y luego,

Y luego si,

Rifar mi futuro en el mercado de la avaricia y ver el gol de Messi en loop.

Atención señora, atención de ciertas mujeres: que son todas iguales. 

No soy una “buena mujer”, realmente no sé qué es eso, ni tampoco que soy, no soy una buena manager de mi vida. Ni tampoco puedo arrastrar cargas frente a lxs demás, o simplemente llorar la carta. 

Me toca cronistear señora,

Y usted sabe… 

Sabe que es un lindo día para mirar todo con asombro y fuerza jovial.

Y Usted sabe…  

Que es un buen día porqué en algún momento -y no lo verá la mujer igual, todas iguales- el destino se torcerá. El destino de quienes sufrimxs abajo, será, señora, a nuestro favor. Lxs pobres se levantarán y removerán la historia. Mientras tanto observo. Siento que en mi trabajo quieren constantemente que me defienda. Y no voy a dar lata. Estoy esperando, o recordando: recuerdo el rostro de mi infancia y siento el amor. Ahora ya dejé de pensar para sentir el amor. 

Estoy saliendo para el cementerio de Chacarita y no voy a poner bomba. O bombas de amor. Para las mujeres todas iguales. 

En realidad busco precios de flores. Es el mes de las abejas. Y el hilo de miel se expande. Es la miel de la dulzura, lo que permanecerá en mi piel. Luego sueño que el fin de semana pasará lo siguiente:

Un trovador de Polvorines dirá que le gusta la banda en la que toco la batería. En un mitin en Boedo, un anarquista, frente a mis ojos, es golpeado por un sargento. Un policía me pone un revólver y no sé que hacer. Luego, tras escapar, veo a la banda “Los Besos” y a las corridas me voy rápido, a ver si llego a ver a un correntinito llamado Guazuncho, que canta como si salieran pájaros de su computadora, todo en un mismo día. Todo en un fin de semana.

Y eso, señora, eso, no es una semana igual.

No sé si serán todas iguales. Pero sí, sé que son diferentes, como las flores.


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1 comentario sobre “Todas iguales menos las flores

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