Los besos nunca dados (2024) puede verse como dos canciones que dotan de un sentido existencial, ardoroso y pasional la atmósfera del caos, como dos canciones que pueden sostenerse como consignas sensuales y revoltosas en un ámbito de poca alegría, o como un movimiento vital que sostiene una amistad o una lucha para crear o “estrechar lo común”. Es, en un sentido, un camino hacia la erótica de los besos y la voluntad colectiva
Por Sanderico
Tensión genera impases. Una de las bandas más prominentes de la tierra del río y de la ciudad de Rosario, donde nacieron las bestias angelicales más prominentes, desde Ángel Capelletti hasta Ángela Gorodischer. El grupo forma parte de ese microcosmos regional, en términos de lo increíble, que conjuga verbos y climas tensos, sombríos, y las subvierte. En este caso sorprende: este EP en puro romance, es un material que entremezcla erótica y punk.
En el lado A, el single “Los besos nunca dados” remite a un compendio fugaz de lo que faltó o que nunca se dio para construir socialmente. Esos besos son siempre la fuerza de trabajo. Traducción: la fuerza del trabajo, la explotación, la miseria, lo que queda por transformar en conjunción con el deseo, el amor y la erótica, y que aún no se ha completado. Aún no ha sido destruido todo para construirse otra cosa. Así es como el nombre “Los besos nunca dados” marca el pulso con rastros de opresión, pero en su misma medida con conciencia de clase.
El EP fue grabado en invierno del 2024, mezclado y masterizado en Mutante Estudio –el propio estudio de la banda–, y el arte de tapa es un collage, foto y diseño también a cargo de Tensión. Pero sigamos con el primer tema: “La fuerza del trabajo, la vuelta al sol con los puños apretados”. Hay un núcleo común, en la consigna de la fuerza del trabajo, que nos lleva a repensar toda la cuestión en aras de un mundo otro. Asoma la voz de Dave Vanian (The Damned), Ian Curtis (Joy Division), y de Luca Prodan en todo el tema. Hacia el final, el riff sacude, con arreglos de guitarras in crescendo, en el momento de explosión.
En el caso del lado B, “Un llamado a tu bondad” paradójicamente –y quizá no agrade esta comparación– hay reminiscencias de un punk rock base, del Dulce navidad de Attaque 77, principalmente “Sola en la cancha” y “Caminando por el microcentro”. Los coros del llamado a la bondad son de una figura diamantina: Adrian Outeda (NDI, Satan Dealears, Bandera de niebla) nos recuerda a Johnny Thunders en voces con los New York Dolls. La letra es una acogedora intención de romper las culpas del yugo de la religiosidad.
Tensión se destaca no sólo por el sonido en vivo, ni meramente por lo musical, sino por la coherencia en el mensaje y el contenido en las letras, que se plasma en escena. No coquetea con la oscuridad, sino que refiere a compartir lo común y a una estética social con muchos años (2014 en adelante). Podríamos decir que la lucha social se manifiesta en múltiples formas, incluida la de hacer música, ya sea simbólica, espiritual o sensual. Sobre esta última conceptualización se relacionan los dos temas. Y también sobre que el amor, además de movimiento y vitalidad, es un material de cooperación, amistad y solidaridad. Lo que opera como un giro de traslación desde un rompan todo sin sentido a un compromiso con la ruptura de la realidad para transformarla –con erótica. Como su mismo nombre lo indica, Los besos nunca dados se sitúa en una zona ardorosa para escucharlo. Este EP es plenamente sensual.
Y por ello mismo bailamos y brindamos en la dicha y en la lucha.