Rita Crass
Rita Crass

Al que tenga mis problemas

Soy Rita Crass, la cronista de tu corazón. Para quien no sabe, estoy viva aún. Con mi jefe, a quien detesto desde hace años. Hoy todos simulan ser jefes. Este año estoy cerrando etapas, ciclos. Mi horóscopo es sagitario y quiero prender fuego todo

Por Rita Crass


Yanina Latorre, presente

Fran Fijap, presente

El salame de Marra, presente

Wanda Nara, presente

El otro salame de Laje, presente.

La China Suarez, presente

La Joaqui, presente

Duki, ausente

Máximo Kirchner, ausente

Franco Colapinto, presente

Y así podría estar años. 

Y mi cabeza sucumbiría. Invento un aula de farándula y polítiqueros que no existe, y que sería la antesala de las pesadillas de todo un año de mortificación y sufrimiento, la cruda realidad de haberlos soportado un año. Todo para matar el tiempo. Todo esto pasa en mi imaginación, pero es, también, algo que estuvo sacudiendo al pueblo. Estoy cubriendo la reunión de la Central de Camioneros en este día. Aburrida por cierto, enmudecida por cierto, totalmente dormida por cierto. Es peor que una anestesia esto. Como una reunión vacacional. 

Soy Rita Crass, la cronista de tu corazón. Para quien no sabe, estoy viva aún. Con mi jefe, a quien detesto desde hace años. Hoy todos simulan ser jefes. Este año estoy cerrando etapas, ciclos. Mi horóscopo es sagitario y quiero prender fuego todo. Pero sé que eso no garpa, me cancelarían. 

A Roberto Arlt –nombrado millones de veces en todas las crónicas de esta sección de La Linterna– le preguntaron a qué público se dirigía y él contestó:

“Al que tenga mis problemas. Es decir: de que modo se puede vivir feliz, dentro o fuera de la ley”. 

Yo también relato para quién tenga mis problemas. 



Unx genera sus propias fantasías, sus historias, sus fantasmas. Aparenta ignorar el chequeo de turno del día. De qué modo se puede ser feliz. Unx hace todo para compartir. Lo hace para empatizar, para abrirse y decir que los problemas de unx fueron los problemas de todxs. 

Y fue así. Fue un año de mierd*. Lo peor parecía ser Milei, pero no. Lo peor es ese ser vendiéndote hacer 100 burpees (ejercicios de gimnasia indigeribles) a la mañana, meditar, elevar la frecuencia y después –seguir estafando a gente– simular una vida exitosa. También están los otros estafadores: trading, plazos fijos piramidales, y demás yerbas. 

Todxs querían éxito. Todxs los que votaron a Milei pensaban en el éxito. Y se  llegó a creer que, por un golpe de suerte, de uno en un millón se podía ser superhéroe emprendedor y que la suerte cambiaría de un plumazo. Y se amó esa fábula. Y se amó el hecho de odiar a la casta, de aquellos que no hacían un carajo y siempre tenían poder. 

Y nosotros qué. De clases bajas que no ocupamos un rol prioritario en ninguna revista. No la ven. 

No la ven.

La inteligencia artificial ocupa el rango del éxito. 

No la ven. 

¿Qué no vemos, estúpidxs? “Mandriles, Kukas, elfos” ¿Que mierd* pasó que caímos tan bajo?

Roberto Arlt, enfermo, cuando le prohibieron el café y el cigarrillo, y le dijeron hacer gimnasia dijo: 

“Donde vaya, me llevaré la vida de esta ciudad”. 

Yo diría al revés: donde vaya, no me quiero llevar la vida de esta ciudad. 



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