Peluca, de Juan Pablo Fernández La poesía consagratoria y consecuente

El cantautor presentó un libro que condensa sus trabajos para Pequeña Orquesta Reincidentes y Acorazado Potemkin. Una obra esperada que confirma la potencia poética de su lírica desgarradora y una posición inquebrantable.

Por Martín Silva

El pasado 5 de marzo, cuando la vida era algo sensato dentro de la insensatez argentina, se presentó el libro Peluca, Letras para canciones de Pequeña Orquesta Reincidentes y Acorazado Potemkin, de Juan Pablo Fernández. La cita se dio en el Club Atlético Fernández Fierro del barrio de Abasto en la Ciudad de Buenos Aires. El local abrió las puertas más tarde de lo anunciado, el evento se demoró, hacía mucho calor, en un momento a un músico invitado se le rompió una cuerda de la guitarra y otro invitado,  simplemente, se perdió. Cosas que siempre pasan en los recitales del circuito independiente.

Pero de lo que se trababa era de la presentación de un libro, una obra a través de la cual la editorial Tinta Roja Ediciones del Sur Siglo XXI,  pretendió condensar los trabajos de Juan Pablo Fernández como cantante de Pequeña Orquesta Reincidentes (1995-2008) y a Acorazado Potemkin (desde 2011), más trabajos inéditos pero conocidos (como el registro para “Cuerpo”, inspirado en Mariano Ferreyra, el joven asesinado en 2010 por una patota sindical en medio de una protesta). Y para ello contó con dos aliados que, a su turno, remarcaron las aristas del autor, ya sea como integrante de una banda o las virtudes de su poética.

La Presentación

En principio fue la presentación de la editorial por parte de Vanina Steiner y luego fue el turno del escritor Yaki Setton, que estuvo a cargo del Prólogo de Peluca. Para Setton la poesía de Fernández es “una voz escrita dentro de un karma particular”, donde podemos encontrar “un imaginario real, lo que todos sabemos y tratamos de olvidar”. Destacó también la prevalencia de los aspectos políticos dentro de tal imaginario. En su recorrido como escritor Fernández despliega “diferentes estéticas y diferentes políticas en función de la lucha de clases. Una aspiración autónoma, de lucha dentro del campo de la literatura”.

A su turno, Alejandro Guyot (integrante del combo tanguero Bombay Buenos Aires) contó cómo intentó −y logró− convencer a Fernández de editar Peluca: “quizá haya un libro en todas estas letras”, le había dicho. Y para resumir la esencia de esa lirica sentenció que se trata de “versos increíbles en canciones perfectas, donde el verso se lleva puesta la melodía”. También relató escenas de conciertos y giras de su grupo (cuando se  llamaban 34 Puñaladas) junto a la entonces Pequeña Orquesta Reincidentes, anécdotas con poco grado de veracidad. Para el final, Guyot jugó a interpelar a Fernández acerca del significado de algunos poemas. Y todo concluyó con el protagonista invocando a un amigo: “al verso explicado se le va el gas”.

El libro

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Editorial: Tinta Roja Ediciones del Sur Siglo XXI

Juan Pablo Fernández presentó su libro con un agradecimiento a las personas que lo acompañaron en las dos formaciones que integró: “está dedicado a mis compañeros de banda. Ellos fueron el primer espejo donde me vi”. Contó a su turno que lo convencieron de publicarlo entre Vanina Steiner y Alejandro Guyot. Ya había editado poemarios y plaquetas, y también apareció en compilaciones entre 2001 y 2005. 

Pero esta obra, de una trayectoria que abarca desde mediados de los ’90 hasta la actualidad, con los respectivos cambios en la forma de ver e interpretar la realidad, lo encuentra en un estado de reflexión y compromiso intactos. En nada parece afectar la vorágine de las redes y los cambios en la industria cultural a la potencia poética de su lírica desgarradora. Eso está muy claro en la canción “Peluca”; de hecho, aclara en el libro “aún recuerdo la sensación de haber encontrado algo distinto al escribirla”.

Para presentarlo eligió un duelo de lecturas con Yaki Setton. Uno a uno fueron pasando algunos de los poemas que habían sido cantados en innumerables ocasiones y ahora estaban siendo recitados frente al micrófono por los poetas, mientras abajo del escenario la audiencia repetía los versos como un padrenuestro. Pasaron “Peluca”, “Sin Dinero”, “Los Muertos”, “Y no hace Tanto”.

Cuando se sienta y lee, Juan Pablo Fernández termina confirmando lo que sus seguidoras y seguidores sabían: aquí está un poeta, pero no maldito. Los tormentos que lo persiguen no son los excesos y la soledad maníaca: lo que padece Fernández son las mismas condiciones de opresión que una compañera que trabaja limpiando en una casa de familia ricachona; saberse un cuerpo que va a desaparecer por violencia de género, por asesinato laboral o  a manos de una patota sindical. Lee de nuevo: “Mi turno, llamo al fin/ Hay que ir están los fierros y el camión/Me desespero y vuelvo y ya lo sé, voy a dudar./Trato de no pensarlo más/Ahora que salgo corriendo al filo y al temblor/O hacerme matar”.

Y se podría haber cerrado la noche ahí mismo.

Poemas Cantados

También hubo un show. Músicos invitados con quienes cantó los versos escritos. Esas personas que lo vieron nacer, desarrollarse y seguir siendo el poeta parado arriba del escenario. Pasaron sus colegas de Acorazado Potemkin e invitados de miles de recitales. Alguno de los momentos más sentidos fue cuando interpretó Hablar de Vos junto a su hermano Mariano Fernández y dedicado a Santiago (un hermano menor es estos fallecido en 2017). Otro instante de emoción fue la presencia del Cardenal Domínguez y Julia, una adolescente, para hacer una de las mejores versiones no oficiales de “Sticks and Stones” (del disco homónimo de Pequeña Orquesta Reincidentes). Por último y para cerrar esta etapa, se juntó casi toda la formación original de Pequeña Orquesta e hicieron “Peluca”, con ovación del público incluida. Para más tarde, Fernández preparó un show de Bombay Buenos Aires, que dio un cierre milonguero a la calurosa noche de literatura cantada.
Este libro de Juan Pablo Fernández es en parte consagratorio y en parte una consecuencia lógica. Esa poesía estuvo siempre ahí, expectante, trabajando de a poco las conciencias. Esperando las condiciones subjetivas, más bien creándolas. Hoy tenemos la posibilidad de contar con este libro-objeto. Un manifiesto poético que convierte a la vida cotidiana, las relaciones (des)amorosas y el compromiso político en una herramienta al servicio de la clase. Y la esperanza, con la pequeña Julia en el escenario, que el futuro será nuestro, más bien suyo.

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