Lanzamiento editorial
Hazlo tu Mismx
Historias del harcore punk en Buenos Aires, escrito por Andrea Leal y Carlos Sanabria, realiza un recorrido por los neoliberales 90s y posiciona el devenir del punk y el hardcore, en primera y segunda instancia, dentro del vasto movimiento under de aquellos años.
Por Leo Rodríguez
Este libro relata un puñado de vivencias en un tiempo en el que la calle era el espacio privilegiado de encuentro para los jóvenes de los sectores populares y particularmente para aquellos ligados a la cultura del rock. Y dentro del rock para aquella tribu inquieta que, identificada con el punk, tejía redes de activismo cultural, político y social.
Comenzaba el reinado neoliberal de la presidencia apresurada de Carlos
Menem. La hiperinflación fue un alud barroso que desmoronó la economía y con ella proyectos vitales y artísticos. El gobierno neoliberal se convirtió en una fábrica de pobres y dentro del ambiente punk ya es claramente visible una escena musical, cuyo componente cultural es una estética de la negación y donde también una minoría toma al punk como identidad política. Es difícil seguir todos los rastros de un ambiente ecléctico y disperso. ¿Dónde anida el punk? ¿Se puede hablar de punk y nombrar con esa sola palabra a todas sus expresiones? Hazlo tu mismx parte del concepto autogestivo y corre varios telones para que las escenas se presenten al lector en la voz de sus protagonistas.
Andrea Leal y Carlos Sanabria son dos jóvenes periodistas “vieja escuela”
que pasaron un par de años entrevistando y conociendo a un puñado de
“agentes del caos” que recrearon en sus recuerdos “el punk como escena,
como aventura política, como forma de vida y propuesta comunal”, tiempos en lo que se vivía “esquivando patrullas en la noche histérica del sálvese quien pueda, dibujando futuros en burbujas de lodo”.
Hazlo tu mismx se propone como un hilo, como un rastro y también como
testimonio de un tiempo perdido del que hubo que hacer una arqueología en el humo de la memoria para narrar una historia subterránea y marginal, que protagonizaron jóvenes que convivían impotentes con el desempleo familiar y las razzias policiales.
Como en un puzle en el tacho de basura seguramente faltan piezas para armar la imagen completa, aunque sospechamos que no exista tal imagen y el punk y el hardcore sean más bien mosaicos astillados por un ladrillo arrojado con bronca contra la indiferencia de una sociedad sorda que una generación desesperada intentó despertar a pura velocidad y volumen.