Zweisamkeit habilita una mediación sórdida y  perpleja en trece temas. Irradia climas y tensiones dispares, amena o, más de las veces, profundamente ambigua. Armonía y desconcierto que seduce y aturde con calidez al que escucha

Por Sanderico

La prolífica Giulia Sujatovich, quien este año publicó cinco discos on line (entre full albums, demo tapes y live set) trasciende de entrada al incomodar con este material en un histórico y resonante contexto, a su vez extraño, en actitud rupturista que en contraste, o aún en más desconcierto, produce con íntimo deleite un ambiente sonoro particular ligado a capas suaves desde el comienzo del álbum. No le cabría el término “florecer” sino más bien “fluorescente” en tanto traslados de emociones. La tapa de Zweisamkeit es una estatuilla de cristal de forma irreconocible. Un disco experimental, que se refleja en la figura de cristal que no reconoce ningún molde fijo. Una figura dimensional y ultramente moderna con sus colores plateados, lo brilloso en el rosa, el verde, el celeste, inconclusa, pareciera un falo, un músculo, un molde, un cenicero deforme o una vasija aún no terminada. 

Zweisamkeit en alemán se podría traducir como “armonía o unión”. Giulia agrega el desconcierto. Todo el álbum está trazado con esos moldes inconclusos. Intenta no ser beneplácito más que con el deseo de examinar e indagar sonidos no domesticados. Así, logra un objetivo: profundiza capas y climas, a veces choca y demuele estructuras dogmáticas de la canción y hace llevadera, viable para aquellxs escuchas de nuevas músicas. Si retornamos a la tapa del disco se establece cierta relación -si es posible-: la intención de crear al mundo como un átomo en la forma de una preciosa figura. Se la mira con amor y compasión, unión y armonía. Hasta que el cristal se convierte en agua. Cada una de las gotas de esa agua estalla en armonía y desconcierto. Luego se vierten sonidos sobre bases, hechas de pura experimentación, y se da mundo y vida al conocimiento y la belleza. Y a eso se le da el nombre de Zweisamkeit.

El disco recorre temas como “Berlín”, “Conservación del momento angular” y “Magma”. El modelo de aquellos temas es claro y ameno. El quiebre y la ruptura se da abruptamente en el tercer tema, “Ángulo de reflexión”, y en los subsiguientes “Orden desde el caos” o “Biósfera”. La imposición de teclas y pianos recrean una atmósfera meditativa y puramente existencial. En temas como “Colapso gravitatorio” y “Clasificación espectral” se concede el fortuito gusto al poner de relieve cantos líricos, casi imperceptibles, con una rítmica que trastabilla: en la primera es terror, en la segunda desconcierto fantasmal. En cambio con “Nucleosíntesis” se da base y urdimbre aturdidora de la batería, con bombo y redoblante in continuo, recurrencias para un simulacro de loop rasguñando a trasfondo. En los últimos temas, “Espectro visible” genera un estado de intriga y “Pesar porteño” embellece todo el material, partiendo de un tango melancólico, modernizado, opaco, oscuro y sutilmente reflexivo. Por último, “Ánodo de sacrificio” y “Esfera” cierran el trabajo con una impronta de soplo fuerte que anuncia un nuevo sonido estridente.

Sujatovich nos deja con la impresión, inevitable y mucho menos cordial, de saber que armonía y desconcierto pueden ir de la mano sin esperar nada a cambio. 

https://thegiulia.bandcamp.com/album/zweisamkeit