Un cartel que diga “No quiero que Rita se case”

La importancia de Nick Cave. Sus canciones y su modo de vida. La importancia de la libertad. Sus contradicciones y su utilización neofascista. Estoy cansada pero no voy a llorar.

Rita Crass


En una noche estrellada vi cantar a Nick Cave en Argentina. Y estuve pensando en él no hace mucho. Sus letras, sus entrevistas, su cosmovisión, sus ideas acerca de la vida. Sólo pensé que quisiera que alguien en el barrio me escriba un cartel, qué exista un cartel que, cuando llegue a mi barrio, diga “No quiero que Rita se case. Sólo con Nick Cave”. Cuando pienso en el casamiento, pienso en Nick Cave y Susie Cave. Una pareja gótica fascinante. Casarme o visitar partes de Alemania tienen un encanto que me fascinan. Y a su vez, acerca de las fascinación, que poco nos atrevemos a jugar con la fantasía, con la imaginación y con el cuento del amor. Cuando bebo café a la mañana, café negro, sabré luego que vendrá el día de crónicas y serán tapadas todas las lucubraciones candentes de amorío o desvarío que son, a esta altura, lo mismo.

Hoy es un día de reposar las ideas pedantes, y cosechar certezas, pero quizá ya como signo de entrega, de compromiso con el laburo, ya como agotamiento. Es tan sólo avanzar. Otras veces es un signo de fuerza, para que el cuerpo sólo avance. Avanza. La “libertad avanza”. ¿De qué libertad hablan éstos libertaradxs?. Harta estoy. Hoy me toca cronistear, hacer crónica, desde temprano. Estoy en Constitución para ver si se hacen encuestas sobre el tema seguridad, pero lo que vendrá será político: en plena legislatura porteña, se convoca al nefasto homenaje “víctimas del terrorismo” de la diputada Victoria Villarruel -vice del candidato Milei- y la legisladora Lucia Montenegro. En microcentro ya declaró total repudio y contra marcha por el aberrante negacionismo de ese acto. 

El destino nos quiere perdidos, hay que luchar contra la inercia del olvido. Hay que sembrar una huella de disconformidad con el tiempo presente continuo, y saber que si bien existe, también hay algo como un “núcleo de verdad histórica” que se establece en los cuerpos y precisan ser nuevamente actualizados en estos casos. Ya dentro del Microcentro acabo de hacer nota con Margarita Noia, hija de Pepa Noia, la primera madre de Plaza de Mayo que llego a la plaza. Nuestra historia es valiosa por su lucha y su fuerza social. Borrar de un plumazo la memoria colectiva es lo que pretende este neofascismo. Debemos estar, atacar, develar incentivando los motivos reales. El aislamiento sumado a los dispositivos comunicacionales exaltaron el yo como nunca antes, no sólo no hay tiempo para ver lo que le pasa a un otrx, ahora ni siquiera la historia pareciera valer. 

Hoy me toca también pagar cuentas. Me toca ponerme al hombro ciertas cuestiones inciertas. Me toca valerme. Pero también darme. Darme la oportunidad de equivocarme y seguir. También estaría bueno un cartel que dijese “Hoy tenés el derecho de equivocarte mil veces y florecer igual”. 

Estoy agotada. Quiero descansar. Me duele la cabeza. Pienso en no llorar la carta. E ir a tomar un café. 

Salud.  


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