La bebida obrera me embriaga a diario, a veces siento resaca de la cotidianeidad. Por lo menos, me siento mejor. Y lo quiero compartir con vos, lectorx.

Por Rita Crass

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Hoy es temprano y me siento de resaca sin haber tomado nada. Pero estoy anímicamente mejor. Quisiera dejar la bebida de explotación, una bebida favorita que enriquece a los burgueses. ¿Todo tan rudo? Hoy me toca ir a Almagro. Y sin amargos obreros. Una entrevista a una tal Marta, la almacenera. Pienso ¿será buena onda la almacenera?, ¿fiará?, ¿habrá algún amuleto, virgencita o santidad?, ¿el almacén estará descuidado?, ¿cómo se llama el almacén? Todo habla. Roberto Arlt era el cronista que todo el tiempo escuchaba voces. Por eso es importante cuidar la salud y a su vez darle cause. 

Por un lado no quiero ser una cronista bastarda o medio pelo. Quiero ser la más entera. Pero la estupidez me revienta. La indecisión. Me dicen que cubra las estrellas y yo voy, pero después me dicen que vaya a cubrir el sol. En qué planeta viven estos tipos. Mi jefe es insoportable desde hace rato. Me pasean mal. Hago nota sobre los precios de la carne en Almagro, de ahí en subte hasta el obelisco… Salgo del subte y me dicen que me vuelva a Flores por un choque. No llego a Flores que me dicen que hubo otro choque peor en Villa Luro. Llego. Grabo el informe y ya estoy hecha una bestia derrotada. 

Voy a escribir una poesía que se llame Voy a echarle la culpa a todxs menos a mí, y dirá lo siguiente:

“Sigo peleando por lo que me corresponde
Pero nadie oye
Sigo nadando contra lo que se pone
Pero nadie oye
Así, vuelvo a hervir mi venganza
Pero nadie oye;
Mentira ni siquiera tengo recursos para vengarme
Soportarme
Pelearme
Amarrarme 
sin tu amor:
Voy a echarle la culpa a todxs menos a mí”. 

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