Crónica
Amar es necesario, pero no para siempre
En esta crónica te hablo a vos, que me lees. Y a los que no, también. Y me desnudo emocionalmente al contar mis verdades. Me dicen caballa ¿sabías? Voy para adelante, con la mirada abarcando los bordes. Reflexiono y llego a una conclusión: amar es necesario -vaya si lo es- pero no para siempre
Por Rita Crass
La gente que lee estas crónicas tiene encanto, no por el chisme sino por la vida. Lee que me estoy golpeando descarnadamente y sigue leyendo. Son confidentes. Aunque sean sólo una o dos personas, hubo devoluciones. Si estuvieran cerca, les pediría en un bar berretín algún licuado de frutilla y que escuchemos a Paula Trama. Sería un encuentro ideal.
No hago nada inocentemente, vivo sólo en estado de presente y entusiasmo y en otros de contemplación. Mi forma de proceder involucra la fuerza y puedo conquistar el mundo para dárselo en las manos a mi padre. No conté otra confidencia: papá es el que más sabe de motos de toda la provincia de Buenos Aires. Ama la vida y confía. Mi ternura no es la suya, mi ternura es igual a la ternura de una caballa. Me dicen caballa ¿sabían?
Perdí mis mejores lentes, unos modelos que no se consiguen más. Quise, de manera fantasiosa, estar en Madrid pero sólo me quedé en San Telmo, luchando con las aceitunas de una rica pizza y viendo la tienda dónde alguna vez la chaqueta alemana brillosa vino a buscarme. Me quedé dormida en transportes. Me detuvieron en mi moto y ahora la uso sólo para reflexionar. Me quedé dormida para mi sesión con la licenciada que cura mis empachos de pensamientos. Me obsesioné con querer ser la escucha atenta de gente con problemas de consumo; me obsesioné con las cosas pequeñas; me obsesioné con sacarle el jugo a la explotación. Me obsesioné por revivir la música, pero parezco una lata en un desierto.
Rio, amo, bebo y me recuesto en la paz de cada orilla. Leo todos los días esa frase de mi cofre en mi cuarto.
Empecé a respirar aire con las plantas. Empecé a admirarme por la botánica.
Nada es absurdo. Hay sólo una máxima y un sentido en el mundo: el amor es amor fati. Amar es necesario, pero no para siempre.
Hago crónicas: ya quienes leen saben que estoy fuerte. En otras colapsos, en otras mistifico la vida, y en otras ya se puede pensar que es un desconche total (usted perdonará la palabra grosera, me gusta usarla ya que no encuentro sinónimo tan potente). Hago lo que dicta mi movimiento. Para mí ya termina el año. Tengo lavarropas. Con eso soy feliz. Estuve cubriendo en estos días cosas pesadas: un desalojo con policías y un montón de gente. Un hospital lleno de gente que se asfixió con gas. Y la rueda del mundo sigue. Y la cuestión de ventas de radio me está haciendo verme rara.
Busco vuelos a Bariloche.
O un río….
Mañana sólo seré destello.
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