Lebanon Hanover en Buenos Aires Bailar para cicatrizar las frustraciones

Punta de lanza de un movimiento que actualmente goza de muy buena salud, la banda se conformó en 2010. Hastiados de la música pasatista que pretendía profundidad en esa época, se plantearon como alternativa con una propuesta diferente. Desde entonces, no han parado de surgir otros grupos que se condicen con su manifiesto danzante, sombrío, misterioso. Lebanon Hanover se presentó el domingo 10 de marzo en Buenos Aires y nos ayudaron a cicatrizar las frustraciones mediante el baile. 

Por Caro Figueredo


Atardecer en Buenos Aires. Las latas de gaseosa y cerveza atenúan la espera y el calor. La pesadez del aire es ciertamente insoportable. Es domingo 10 de marzo y estamos en la larga fila que se formó para entrar a Uniclub. Lebanon Hanover se presenta en nuestro país por primera vez, tan lejos de Sunderland -ciudad base a principios de su carrera-, tan distante al clima gélido que distingue a ese distrito. 


Y es ese adjetivo, “gélido”, el que caracteriza a la música de Lebanon Hanover. El dúo conformado por Larissa Iceglass (Larissa Georgiou) y William Maybelline (William Morris), despliega ritmos bailables que no dejan de ser fríos y cálidos a la vez. Bajos distintivos, guitarras chirriantes, voces distantes y cajas de ritmos marcan las bases para las melodías sencillas, pero no por eso menos profundas. Y que invitan al baile sanador entre tinieblas.


Ph: Martina Moli


Alrededor de las 21, Euroshima comienza su set de banda invitada. Con la pisada sobre el escenario que la trayectoria les da, no dejan de nombrar lo emocionados que están. El trío conformado por los originales Fabián Iribarne y Ricardo Parrabere, junto a la vocalista China Jade, hace gala de melodías densas, con bajos profundos, sintetizadores y acordes de guitarras agudas que resuenan en todo el recinto. La perfección hecha voz de China Jade nos lleva de paseo por tierras de encanto, donde predominan la nocturnidad y la luna llena vista a través de un bosque. Si cerramos los ojos, podemos ver los búhos y la niebla que se disipa para poder admirar el cielo entre las ramas. 

Euroshima se formó en 1986 por Iribarne, Parrabere, José Wyszogrod y la vocalista Wanda. Grabaron un disco en 1986, el irreprochable Gala, pero no tuvieron el apoyo de su sello, lo que los relegó al margen de otras bandas que sí tuvieron su cuarto de hora en esos años. El grupo pasó todo este tiempo entre despedidas y reuniones hasta 2020, en que el sello Twilight Records decidió reeditar Gala en formato CD, lo que ponía en marcha una nueva esperanza.

Este show es una confirmación de que su estrella está intacta, con todas las características de la mejor darkwave: creaciones impecables junto con una percepción aguda de lo inquietante. Luego de poco más de media hora los Euroshima dejan el escenario con la atmósfera preparada para la llegada del número principal. El público los aplaude en demostración de agradecimiento por el logrado set.


Ph: Martina Moli

Como sentencia una especie de subtítulo en la página web oficial de Lebanon Hanover, NOSTALGIA IS NEGATION, SADNESS IS REBELLION. Decenas de góticos y góticas arden y se entusiasman cuando Larissa y William aparecen tras el telón. “Die World” da comienzo con una secuencia de notas que recuerdan a “Bela Lugosi ‘s Dead” de la reconocida agrupación Bauhaus, referente, además, de muchos de los presentes. Después de “Better Than Going Under”, los problemas de sonido son insostenibles. Se alejan tras bambalinas mientras su equipo de escenario hace lo imposible por solucionar en el menor tiempo las “technical difficulties”. Luego de unos minutos eternos y de un silencio un poco incómodo por la incertidumbre, regresan entre aplausos a realizar el segmento acústico de la presentación. Así se suceden la dolorosa “Hard Drug” y “Kyiv”. En la primera, podemos escuchar el lamento de Larissa cantando “Chain smoking, heavy drinking is all I can do/ So hard to find a person in life like you/ It’s everyday life we are used to it/ But today it kills me that you’re not in it”


Hay en la música de Lebanon Hanover una conjunción entre melancolía y desesperanza; sin embargo, las composiciones están regadas de serena belleza. Una secuencia musical sencilla y efectiva. Cold y darkwave de los 80s tamizados por los sintetizadores hipnóticos de Maybelline y la característica voz de Iceglass. Minimalista. Desde su estética de lo extremo, tan despojada, que incorpora conceptos de arte a su visión y estilo como banda. Vestidos de estricto negro, solamente una pantalla arriba y detrás de ellos prefigura la horca, emblema distintivo de la banda, y las letras Lebanon Hanover que se suceden en una especie de cortocircuito. 

Y ahí viene “Sadness is Rebellion”, con su secuencia de sintetizador y línea de bajo que sostienen al himno. “In a world of cruel and simple minds/ May teardrops be our revolution”, corea el público, cada vez más confiado de que esta crítica a la música comercial y mainstream los representa de la mejor manera. William baila, Larissa toca su guitarra. Luego de “The Last Thing”, William toma el control de las voces en “Kiss Me Until My Lips Fall Off” y anima a los asistentes a cantar con él y bailar para cicatrizar las frustraciones. 

“Gallowdance”, con treinta y dos millones de reproducciones en Youtube, es hasta el momento la producción con más reconocimiento del dúo. ¿Y cómo una canción que versa sobre el baile de la horca puede ser el mayor éxito? En este mundo que vivimos, tan lleno de inseguridades, relaciones fallidas y miedo al exterior, el bailar con una canción que habla a las claras del suicidio es hasta paradójico. Es una búsqueda por el sentido de la existencia. “Una respuesta helada al mundo alienado emana de dos corazones palpitantes. Larissa Iceglass y William Maybelline se presentan como románticos genuinos de la era contemporánea”.


Ph: Martina Moli

El nombre de Lebanon Hanover evoca de inmediato su sensibilidad única. El dúo, poético y misterioso, emana la misma aura que los personajes de The Secret History de Donna Tartt, ataviados de negro y en deuda con la literatura clásica y el rock gótico por igual.

Los secuenciadores y las guitarras se apagan luego de “Totally Tot” para dar paso al encore. El carácter desenfadado de William, en contraste con una actitud más introspectiva de Larissa puede verse en los videos del grupo y en un video que anda dando vueltas por la web de su gira por Europa en mayo de 2014. Allí, él baila en frente de la Torre Eiffel o en estacionamientos con sus peculiares movimientos, mientras que ella se mantiene al margen y sólo muestra pasos contenidos en la pista de algún boliche. 

Por eso es que resulta sorprendente que ella esté saltando y se tire al público en este show. “Babes of the 80s” es el summum de la fiesta en Uniclub. El público baila, se acerca a los músicos, los sostienen cuando se tiran a hacer mosh. Todo lo que vemos nos asombra. Y lo disfrutamos.


Ph: Martina Moli

La música analógica es parte de este rito que une las sonoridades de la década del ‘80 con la frescura del presente. Un rito que vibra con un sonido rebelde y que corta como un cuchillo a través del pop plástico y sintetizado. La sobriedad de las primeras canciones de Joy Division, que usaban cuerdas desgarradoras como las de Larissa y ritmos de batería contundentes, resuena en el fondo de la pista, atrayendo al oyente a considerar el vacío que rodea la música, las sombras de la canción.


Ph: Martina Moli

La gira sudamericana termina el sábado en São Paulo, para luego dirigirse a Australia y China en abril y mayo. Esperamos volverlos a ver sin los problemas técnicos de esta ocasión, para vivir otra ceremonia de conexión con los sonidos oscuros. Para encontrar belleza en la nostalgia y rebelión en la tristeza.


Ph: Martina MoliF

Foto de portada: Martina Moli

IG: https://www.instagram.com/martinamoli___/


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