Crónica Lollapartuza o Lollapelusa, ya da igual

Soy Rita Crass. Se acuerdan de mí por mis crónicas, no por mi vida. Les había contado que vivo demasiado en el misterio y que trabajo en relación de dependencia, una dependencia frágil. Hago crónicas y vivo de eso. Hoy les escribo sobre el Lollapartuza o Lollapelusa, las fiestas y el día después en el reino del Mileimato.

Por Rita Crass


Las distancias son muchas, a veces. Unx viaja hacia una fiesta, pero “la fiesta siempre está en otro lado”. No entiendo por qué las fiestas, las partuzas, los recitales masivos o los viajes, todo, absolutamente todo de lo que trate pasarla cool en la vida tiene que ser romantizado.

Y no. Unx debería decir: no marcho, hoy paro. Rafael Barret –el poeta español-paraguayo– dijo que la verdadera revolución era “parar el mundo”. Hoy no marcho, sino que paro, freno, respiro, tomo aire, no hago nada, hoy no voy a ver a tu banda favorita, hoy no viajo, hoy me quedo. Qué problema hay en tirarme a enquencle o hacerme el muerto o la riunfa.

Pero no puedo, me echarían del trabajo.

Soy Rita Crass. Se acuerdan de mí por mis crónicas, no por mi vida. Les había contado que vivo demasiado en el misterio y que trabajo en relación de dependencia, una dependencia frágil. Hago crónicas y vivo de eso. Corrijo: más que vivir de eso, sobrevivo de eso.

Mi jefe es una mierda. Mi vida se divide en patinar y no patinar. Hago mucho ruido, pero no tengo una buena performance a la hora de hacer boicot. Obedezco a mi alma y a mi perrita.   

Regresando a estos días. La vida tendría que parar bastante seguido. En una de sus aguafuertes, Roberto Arlt destroza al vago. Hay que acordarse algo sobre Arlt: el escritor alemán-ítalo-argentino odia y ama la vagancia. De hecho, escribe uno de los más bellos textos de argentina, El placer de vagabundear”

No todo el mundo está en la búsqueda de que su vida sea un recital, un viaje, una fiesta, un lollapalooza o un lollapelusa.

La mayoría de la gente vibra bajo. La mayoría de la gente estamos vibrando bajo la zona frágil y endeble de trabajos informales y pobreza. Sólo una revolución social podría hacer vibrar más bajo todavía, para una nueva refundación de vida. Ya no se soporta el sistema. 

A modo de confidencia con el lector, hace no tanto fui a una fiesta obrera. Llevé amargo obrero y gasté lo que a fin de mes me va a costar. “Estamos festejando los que no llegamos a fin de mes” –pensaba. Y fue así, literalmente. Toda la mano de obra estaba inmersa en una gran fiesta. Había hamburguesas y brillitos, música trap y todo esto en una central obrera conocida. ¿Y qué hay de los paros?

Las izquierdas tenemos que pensar en otras fiestas, o acaso en ¿el fin de las mismas? ¿Si la revolución no tiene fiestas no interesa? Y, pero ¿si hubiese silencio qué? Hay que cuestionarlo todo. Esto daría por pensar que soy una amarga o una aguafiestas, pero no. 

Lo explico así: siendo Rita Crass soy ‘fuego fiesta’ y quisiera quemar todo, prenderlo todo, arderlo todo, para que renazca una nueva sociedad. Y ahí sí bailar hasta que la cuerpa aguante. O disfrutar del silencio. Ya se verá.

Pero… Regresando, las distancias son muchas a veces. Hoy me toca cronistear en el Puente. Ardid en el 2001, ¿hoy cómo será esto? Estoy viajando como ganado. Recién puedo moverme. Hoy voy a reivindicar el desacierto, el no llegar a tiempo, la rebeldía de la dislocación. Y seguir.

Todo lo que está mal del día a la noche es borrado por los peores recuerdos de una época. Pero esa época está acá. Es la crisis hiper mega devaluada de los 90s, está siendo hoy el Mileimato.


Lollapartuza o Lollapelusa y el día después


Hoy me toca cubrir el corte en el Puente Pueyrredón, estampas a comienzos de año, 500 cortes en todo el país. Se cumplen 100 días del gobierno y unx no deja de pensar en helicópteros. 

Es el mediodía en Avellaneda y empiezan a reprimir a los movimientos sociales que se congregan como forma de protesta en el puente, en las calles, contra este gobierno de mierd*. El fin de semana el Lollapalooza, hoy lleno de gases. Y después las piedras. Y después, ¿festejo?

Entre el jacuzzi de Paco Amoroso y Catriel en forma de recital del Lollapalooza a la cancelación por nombrar a Natacha Jaitt y este mediodía de sol infernal en la calle, con la paria gendarmería, parece todo irreal, la verdad. 

Hay tanto por lo que luchar. O por cancelar y al mismo tiempo ‘descancelar’. O parar. Pero no morirse. Está todo por luchar y no festejar, señor. 

Sin baño marías de por medio. Lollapartuza o Lollapelusa, ya da igual.


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