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Los márgenes del margen

¿Cómo describir la escena independiente? Esa amalgama cultural emergente que se diferencia (¿claramente?) de lo mainstream, de lo establecido como norma. Algunas definiciones apuntarían a relacionarlo con el arte autogestivo y DIY (Do It Yourself o “hazlo tú mismo”), lo artesanal, la pequeña escala, autónomo de las empresas (discográficas, editoriales, firmas privadas que generan grandes festivales multimedia, etc.). Esencialmente, las condiciones de producción y de circulación no dependerían de los canales oficiales, pero tampoco de otros canales establecidos, como ser partidos políticos. Esta podría ser una definición muy amplia o muy reduccionista, según el lugar desde donde el intérprete o se posicione.

Ahora bien, existe una pregunta que abarca una complejidad mayor: ¿qué nos propone la escena independiente cultural nacional? Este cuestionamiento, lejos de darnos una respuesta acabada, nos lleva a otros interrogantes: ¿es la que conocemos a través de los medios alternativos? Y por ende, ¿no terminan esos medios a los que acudimos siempre legitimando qué es lo “indie” y qué no entra dentro de sus márgenes? ¿No termina configurándose una nueva hegemonía de lo consumible dentro de ese género?

Así como existe un consumo de música indie, también existe lógicamente una manera de vestirse, una estética, usos, un código lingüístico y no lingüístico. Claro que también un cine, una literatura, un teatro, lugares de consumo de indumentaria y gastronomía, en fin, circuitos que hacen al buen ejemplar.

Hoy en día existe un under hegemónico, legitimado y normalizado por la prensa especializada, con sus temas prioritarios ya moldeados y definidos los actores sociales. A esta cultura “subterránea” la podemos encontrar en cualquier lado, con sólo un click, y aunque suene paradójico, en grandes festivales, en eventos reconocidos, en cadenas de librerías, en museos con entradas caras. Asimismo, podemos afirmar que hay otro under, inabarcable, que recorre los márgenes de aquel y lo desborda, que se transforma en un enorme ejército de hormigas.

En el interior del país, o –lo que nos toca más de cerca-, en los barrios del conurbano, hay decenas de propuestas gestándose. En cada localidad, en cada ciudad, con matices diversos y cautivadores desde el primer acercamiento, no tienen la posibilidad de contar con una vidriera que los amplifique más allá de sus redes sociales y sus grupos de amigos. Bandas, solistas, escritores, poetas, editores, artistas plásticos, tatuadores, muralistas, entre otros, que vienen pisando fuerte con conceptos arraigados en la perspectiva de género, en la diversidad sexual, en el antiautoritarismo, en la conciencia de clase, en la importancia del arte como liberadora del alma y el cuerpo. Los temas, tramas, estéticas y concepciones suelen ajustarse a los requerimientos coyunturales: es un arte envuelto en la vorágine, en la construcción y deconstrucción, en la resignificación. Y principalmente en la autogestión, ideal que muchos artistas emergentes abandonan a medida que van acercándose al establishment.

Desde La Linterna entendemos que la opinión debe ser autónoma, crítica y por fuera de los mandatos impuestos. Es por esto que nos proponemos mostrar todas las expresiones artísticas que estén a nuestro alcance para que cada uno pueda formar sus propias ideas. De igual forma, nos declaramos totalmente enamorados de toda esta nueva corriente que arrastra los prejuicios más rancios porque creemos profundamente en el carácter transformador del arte y apostamos a lo nuevo y desconocido como algo que venga a barrer con las estructuras anquilosadas de lo establecido. Tal vez nuestra humilde misión sea ayudar en el proceso de circulación y amplificación de estos nuevos proyectos.

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