El avance de las ideas de derecha encendió las alarmas, no por un acontecimiento aislado, sino por la fuerte presencia de propuestas deshumanizantes. En La Linterna Noticias recogimos las voces de quienes hacen la cultura popular desde la primera línea de los márgenes
Algo viene pasando en Argentina y en el mundo; en la economía y la política; en el arte y la cultura. Algo que preocupa a muchas personas y que se parece a un iceberg, y hasta con probabilidades de que nos choquemos contra él. Se trata de una tendencia de derecha que gana adhesiones en el seno de las sociedades y que en Argentina se expresa con fuerza. Y a la que nadie parece querer enfrentar, ¿nadie?
Escritoras, periodistas, músicos, artistas de la independencia cultural actual se sumaron a dar sus opiniones sobre lo que nos pasa a los argentinos. El resultado es un compendio de ideas, broncas, análisis y propuestas. Y -de nuestra parte- una búsqueda sincera de debatir hacia dónde y cómo dirigir el accionar antifascista actual. Sí, en La Linterna nos gusta llamar las cosas por su nombre.
Súper terror (El mató a un policía motorizado)
Las alarmas se encendieron hace unas semanas, cuando el resultado de las elecciones primarias dejó en primer lugar a la fuerza de Milei. Fuerza es un decir, porque en realidad La Libertad Avanza no es un partido político con dirigencia, militancia y programa. A diferencia del PRO en 2014, Milei no buscó para sí una estructura partidaria como el radicalismo. Se la jugó solo, en una estrategia electoral insensata y arrebatada. Sin pretensiones ciertas de ganar algo, de gobernar a alguien.
“Respecto a lo que está sucediendo en este momento posterior a las elecciones, merece una reflexión: considero que esto alarma sobre cuánto se precisa una educación constante enfocada a la empatía ‘¿cómo la está pasando el otro/a/e?’, la conciencia social ‘¿en qué situación estoy?’ y la responsabilidad civil ‘¿qué puedo hacer yo con esto que estamos viviendo?’, dice Luna Reynoso, que es escritora y docente varelense.
En ese sentido, Diego Centurión, titular de un sello de música independiente, suma su análisis. “Hay una sensación de desamparo y angustia ante los resultados (de las PASO), la mayoría no puede entender o no quiere ver que la derecha viene creciendo en el mundo hace varios años. Acá ya gobernó y está tratando de regresar al poder, pero apareció un personaje que encierra todo lo que tratan de ocultar los que ya gobernaron. Y el horizonte se nubló y parece aterrador, pero no tenemos que caer en el pesimismo y en el miedo”.
Aquí debemos aclarar que las consultas fueron realizadas a pocos días de las elecciones Primarias. Dicho esto, es difícil pensar en que una elección defina por sí sola el destino de un país, de una cultura.
“El resultado de las PASO demuestra que no hay un candidato que sea realmente creíble para la mayoría de la gente”, dice Gustavo Fernández, uno de los grandes cantautores que escuchamos y reseñamos en La Linterna Noticias. Y sigue, “creo que hay mucho desánimo, descreimiento, bronca y apatía, es un gran llamado de atención”.
Categórico como siempre, el escritor y periodista Walter Lezcano tiene su explicación: “Hay algo local y algo global. Estamos viendo hace muchos años cómo los partidos neofascistas y de extrema derecha, que tratan de anular derechos conseguidos, están conquistando lugares de decisión política en distintas zonas del mundo, y Argentina, por más que parezca, no está escindida del planeta tierra, está inmerso en este universo caótico en el que estamos viviendo”.
Para Lezcano, son varios los causales por los que varias capas de la sociedad optan por votar a la derecha. “En términos locales hay dos puntos muy fuertes: en primer lugar, sinceramente no se puede llegar a fin de mes. Hay algo de las resoluciones económicas que nunca alcanza a ayudar al grueso de la población en ningún aspecto”. Y continúa su línea de análisis: “un cierto sector de la población se siente olvidada, se siente dejada de lado y siente que esto es un momento de revancha frente al aborto, cupo trans y un montón de derechos totalmente necesarios para el funcionamiento de una sociedad. Como que nunca llega a poder conquistar algún derecho económico o social”.
Las cosas como son (Los reyes del falsete)
En 1938 simpatizantes del nazismo en la ciudad de Buenos Aires realizaron un acto en el Luna Park para festejar que Alemania había anexado a Austria. En aquel entonces, los sindicatos socialistas y anarquistas convocaron a las calles en contra de los fascistas. Enfrentamientos, heridos, detenciones y una verdadera grieta que duró varios años. A nivel mundial también se definían proyectos de libertad y justicia social. España entró en una guerra civil para defender la república ante el avance militarista de Franco. Allí partieron muchos brigadistas desde todas partes del mundo. Y allí fueron muchos de los militantes argentinos.
La humanidad, los pueblos de todo el mundo lucharon contra el totalitarismo durante todo el Sigo XX. Apenas comenzado el tercer milenio, las huestes del fascismo vuelven a escena en casi todo el planeta.
“Los que tenemos más de medio siglo de vida hemos pasado muchos problemas que nos pusieron entre la espada y la pared, hemos pasado años de democracia en donde nos bajaban de los colectivos para pedirnos documentos, hemos pasado atentados a la Embajada y a la AMIA, hemos pasado el 2001 y otras tantas penurias”, sostiene Diego Centurión. Y advierte, “pensar en que un gobierno haga que todo lo conseguido desaparezca de un plumazo, ¡es una locura!, una pesadilla que tenemos cada uno, seguramente junto a nuestro círculo íntimo”.
Gustavo Fernández parece masticar bronca mientras tipea la respuesta: “el triunfo de las políticas de ultra derecha representan una degradación de la condición humana, apelan a lo más primitivo y manipulable que es el odio como estado natural, el resentimiento, la culpa y el sentido de individualismo total”.
En todo caso, hay una victoria no electoral de la derecha argentina. Y que las respuestas que se pueden encontrar en las urnas no son precisamente opciones izquierdistas. “La izquierda no está interpretando el momento histórico”, sentencia Walter Lezcano, “frente a la masificación de internet, los sistemas de comunicación, los modos en los cuales la sociedad se va acercando a los proyectos o va generando desinterés, la izquierda no se supo acomodar a esto que está pasando en estos momentos, de Argentina y del mundo”.
Elías Gosalbes, músico y escritor porteño expresa su pensamiento de manera sucinta: “creo que la gente está queriendo demostrar su descontento, sin darse cuenta de que de esta manera se están entregando a los mismos que causaron este desplome. Ofertas de la derecha que son las mismas que utilizó Menem y terminaron en el 2001”.
“Históricamente la derecha siempre apelo a lo peor del ser humano. Pensemos en cualquier movimiento de derecha, desde los peores hasta lo más leves, siempre recurrieron a ese sector de odio, de ira, de cuestión espantosa para poder llegar al poder”, resume Lezcano y da pie para que intentemos describir a una figura grotesca y peligrosa a la vez.
Es un hecho que la derecha avanza a nivel mundial, pero ni siquiera a esa derecha europea se parece la versión local. Y no se trata de comparaciones pacatas, sino de acciones de gobierno básicas. En Alemania se debate la devolución de las ganancias extraordinarias de las empresas de energía. España grava la renta financiera. Italia, Francia Inglaterra y todos los países de la zona euro continúan aún hoy con las ayudas gubernamentales del tipo IFE, que van de 200 a 700 euros mensuales. La versión local de la derecha, por momentos es golpista, hija ideológica de la última dictadura. Grosero, desalmado, sin saber hacerse entender, el candidato de la fuerza que más votos sacó en las PASO está más cerca de un Esperpento, la figura del engendro antiperonista porteño que Juan Diego Incardona describe en El campito: una criatura bestial y pestilente, ensamblada por los médicos del hospital militar con lo peor de la sociedad.
Mi escudo tiene un corazón (Loquero)
Un país, la cultura de un país, no se construye desde las estructuras de poder. La tradición participativa y militante de los pueblos latinoamericanos enseña que en muchas ocasiones se volcaron a las calles pero también a las aulas, las fábricas, las oficinas y los escenarios a construir cultura, resistencia popular.
De esa tradición a veces parece que no queda mucho. Pero buscando algo más abajo, por un tiempo más, aparecen las fuerzas de lo popular. Que también es masivo. Y no siempre se expresan en las urnas. Menos aún de unas elecciones PASO dónde la única fórmula ganadora fue abstinencia y el voto en blanco, con el 32%.
Qué hacer en la cultura y desde la cultura, es algo que nos interesa consultar a quienes están en la primera línea del margen, como La Linterna.
“Desde la cultura y desde las expresiones culturales siempre se puede resistir. Hay una frase que me gusta mucho y que trato de recordar todas las veces que puedo: ‘estamos resistiendo, porque el mundo tiene cura’. Lo cierto es que en las expresiones populares la resistencia es ingrediente fundamental”, abre el juego Luna Reynoso y propone: “podemos resistir escribiendo, cantando, educando, repensando y construyendo con otros/as/es”.
Ahora es Diego Centurión quien se suma, “no sucumbir ante la negatividad, porque cada semilla lanzada al viento, puede prender y crecer en alguien que está del otro lado. La cultura no se puede tapar, no se puede ocultar, hasta en el proceso de los años 70s y 80s hubo gente que resistió y marcó vidas positivamente, desde sótanos, tugurios, tratando de que la cultura sea un derecho y una vía de crecimiento personal y como comunidad”.
Gustavo Fernández se suma para aportar lo suyo: “desde la cultura emergente se replica haciendo lo que hay que hacer. Es decir, haciendo lo contrario. No creo que sea algo que se piense, es algo que se siente y se hace. Uno ya sabe lo que tiene que hacer si es sincero con uno mismo”.
“Históricamente, los pobres fuimos creando nuestras redes de contención, ya sea en términos sociales dentro de los barrios pero también hacia adentro, en nuestras propias familias y nuestras parejas”. El que habla es Walter Lezcano, batallador de miles de luchas y bueno en esto de crear a partir de nada o casi nada. Sigue Walter, “Entonces, ahí hay algo que sostenemos desde siempre, que la salida no es solo. Pero siempre se da eso de tener que surfear la ola entre lo particular, cómo trabajamos en un barrio, con la gente más cercana. Y después el monstruo enorme que es pensarnos como parte de un movimiento, como parte de un país”.
Lo que surgió de un debate puede tener algún grado de trascendencia. Las conjunciones a partir de la oposición no siempre remiten a ideas negativas. Es un nuevo escenario mundial y local, en eso se puede coincidir. Pero en la práctica, cabe preguntarse si alcanza con ir a votar, o tal vez haya otros mecanismos de participación popular que logren arrancar o mantener derechos aún en el avance derechista.
Porque tal vez el resultado de una votación no sea el esperado. “Le decís a la gente que pierden derechos y no les importa, tal vez al empezar a caminar en ese camino lleno de piedras entiendan”, advierte Elías Gozalves.
La participación popular, la cultura popular siempre venció. A la represión, a la crisis, a la ausencia de recursos. La cultura venció al tiempo.
Lejos de llamar a votar por alguien, la idea es tomar esa alarma que se disparó, ya no como algún suceso esporádico, sino como señal de preocupación ante el avance. Preocupación y hastío que pueden evolucionar en algo más, en algo mejor. Por eso, una respuesta ante el avance neofascista puede darse a partir de formar redes, establecer vínculos, sorteando las pequeñas diferencias entre personas que hacen y quieren lo mismo.
Una verdadera coraza que proteja, una y dé fuerzas para seguir. Juntarse para no callar, para seguir escribiendo y produciendo cultura. Un escudo acorazado y acorazonado es un buen plan para los tiempos que corren.